"Cuando vi a Sampras me puse nervioso"
El campeón, que consigue su sexta corona en Wimbledon, reconoce que sus ídolos siempre triunfaron en el torneo británico y que no pudo "controlar" el partido
Cuando Roger Federer apareció ante la prensa, sofocados ya los gritos de sus seguidores cuando les mostró el trofeo desde el puente que une el vestuario con el jardín de jugadores de Wimbledon, su vestimenta lo decía todo. Sobre la sudadera blanca había ya cosido un 15, el número de sus grandes. Y bajo esa prenda se ocultaba una camiseta con una frase que resume su actitud vital y refleja la mentalidad del campeón: "There is no finish line" ["No hay línea de meta"]. Siempre se puede ganar más, añadir un título o un nuevo récord... aunque para lograrlo sea necesario sufrir sangre, sudor y lágrimas.
"Ha sido difícil", reconoció Federer, que se presentó sin el trofeo, el sexto que gana en Wimbledon. "Andy jugó fenomenal", prosiguió el campeón, que a partir de ahora se centrará en el nacimiento de su hijo, lo que pone en cuarentena los torneos que jugará antes del Abierto de Estados Unidos. "Sé cómo es jugar una final de Wimbledon y un quinto set en una final de Wimbledon, pero me sentí muy diferente al resto de los últimos años", añadió. "Con Rafa [Nadal] jugué desde el fondo de la pista. Con Andy ha sido un juego más de saque y resto, que es más clásico sobre hierba. A veces es frustrante, porque no pude romper el saque de Andy hasta el final. Quizás por eso la satisfacción es mayor: no pude controlar el partido".
Federer, campeón del doblete más difícil del tenis, Roland Garros y Wimbledon, tierra y hierba en un solo verano, vuelve a ser el número uno. Sus éxitos han llegado sin la sombra del enemigo: Rafael Nadal está lesionado. ¿Le quita eso mérito? "No creo", contestó. "Estoy feliz de volver al número uno ganando el torneo y no porque él no puede jugar". La victoria de Federer, conquistada esta vez sin lágrimas, reabre la discusión sobre si es el mejor de todos los tiempos. Quizás esta sea la solución: el suizo, sin discusión, es el mejor tenista desde que comenzó la era Abierta, en 1968. Es difícil olvidar, sin embargo, que Rod Laver conquistó dos veces (1962 y 1969) el Grand Slam, los cuatro torneos en el mismo año, sin poder jugar en medio esos torneos por ser profesional. "Siempre creí que lo importante es ser el mejor de tu era", argumentó ayer el australiano, pálido y sudoroso en Wimbledon. "Creo que ése es el mejor piropo".
La presencia en la grada de Sampras, otra leyenda, comprometió a Federer. "Es una locura que haya ganado tantos títulos en tan poco tiempo", explicó. "Estoy feliz de haber roto el récord aquí. Mis héroes, mis ídolos, siempre habían logrado éxitos en Wimbledon. Había muchísimas leyendas sentadas en el palco. De pequeño, solía ponerme nervioso cuando un amigo me venía a ver jugar. Luego, cuando venían mis padres.... ahora ya no, cualquiera puede venir a verme. Sin embargo, cuando vi a Pete, me puse más nervioso".
¿No le pareció que su rival jugó un partido tremendo para perder? "El deporte, a veces, es cruel", dijo Federer sobre Roddick, que acabó como un hombre torturado. Roto por dentro y por fuera, sólo Bud Collins, el patriarca del periodismo estadounidense, acabó con su martirio. "Liberad a este hombre. Bien hecho Andy", le dijo mientras sus compatriotas le despedían entre aplausos. Antes, sin embargo, el número seis dejó respuestas dolidas. ¿Cómo describiría lo que ha hecho? "Perdí". ¿Duele más cuando se está tan cerca, más que las otras dos finales que perdió en Wimbledon? "Creo que sí. Es la peor". ¿Cree que Federer es el único tenista al que no hubiera ganado tras una actuación así? "Esa pregunta es irrelevante. Una hipótesis, mera especulación". ¿Cuándo cree que empezará a sentirse mejor, a apreciar su gran actuación? "No lo sé. No soy psicólogo. Soy tenista".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.