El Orgullo más polémico se manifiesta hoy
El anuncio del Ayuntamiento de que las fiestas iban a dejar Chueca marca los festejos
El Orgullo Gay de este año, la fiesta que ha puesto Madrid en el mapa del mundo del turismo homosexual, está calentito, y no tiene nada que ver con los 35 grados que marcan los termómetros. El anuncio, el miércoles pasado por el Ayuntamiento, de trasladar las celebraciones fuera de Chueca, su barrio emblemático, activó las alarmas. En menos de 24 horas hubo marcha atrás, pero fue tiempo suficiente para reavivar el enfrentamiento de vecinos, organizadores y el Consistorio.
Las constantes quejas de los vecinos y el nerviosismo de 40 ancianos que viven en pisos tutelados en la plaza de Vázquez de Mella llevaron a la concejal de Medio Ambiente, Ana Botella -la única edil del Ayuntamiento que salió a la calle a manifestarse contra el matrimonio gay- a convocar una reunión con los organizadores, de la que se desprendió, asegura el presidente de la asociación de gays, lesbianas y transexuales de Madrid (Cogam), Miguel Ángel González, "nuestro compromiso de estudiar las mejores soluciones para que los vecinos se sientan lo más a gusto posible".
Los vecinos están molestos por la falta de limpieza y los niveles de ruido
Pero de ahí a salir de Chueca... "Podemos renunciar al escenario de Vázquez de Mella, cambiar la música, pero no nos vamos", aseguraba González tras conocer la noticia.
En la Concejalía de Medio Ambiente repiten el mismo mensaje. "Pensábamos que habíamos llegado a un acuerdo de buscar una nueva ubicación. En la siguiente reunión se pidió a los organizadores que se encargasen de elegir el sitio, mientras se respete el descanso de los vecinos", asegura una portavoz. ¿Es compatible que las fiestas continúen en Chueca con la paz vecinal? "A eso no puedo contestar".
Los vecinos dicen que respetan el simbolismo de las fiestas, pero que están molestos por la falta de seguridad y de limpieza, y los niveles de ruido, no sólo en las fiestas, sino durante todo el año. "Aquí es imposible dormir, y te diría que hasta vivir", decía una vecina de la calle de Pelayo, el miércoles, en la plaza de Chueca. Han iniciado una campaña a través de su web con varios vídeos que denuncian la venta clandestina de alcohol, los montones de basura en la calle o los macrobotellones en el Orgullo. En la asociación se sienten fuera de toda negociación. "Deberíamos estar incluidos y es por lo que vamos a movernos en cuanto se reinicien las conversaciones", dice la presidenta de la asociación de vecinos de Chueca, Diana Abbot.
La polémica está servida aunque "hay buena sintonía", según el presidente de AEGAL (Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid), Juan Carlos Alonso. "Tenemos un compromiso de trabajar juntos para minimizar el impacto de las fiestas y garantizar el descanso de los vecinos".
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