Flamenco a ritmo de fado, samba y 'rock and roll'

¿Que quién es Belén López? Una chavala de 22 años, que ayer lo dio y lo bailó todo por su madre sobre el escenario del teatro de La Latina. Que no todas las chicas que triunfan hacen música indie. Que también bailan por tangos, bulerías, alegrías y soleás, y por capoeira, samba y rock and roll, como hizo ayer esta mujer que, sin dejar de lado una técnica depurada que delata los años de conservatorio, y con toda la ingenuidad que da una juventud intensa, revolucionó el baile flamenco y puso en pie al público en el estreno de su espectáculo: A mi manera.

No se achicó, bailó por fados (Canço do mar, interpretada por Mariza), bailó My way, de Frank Sinatra, en una versión flamenca. Y, por supuesto, bailó por Ketama, ya que no son otros que Antonio Carmona y su mujer, Mariola Orellana, quienes producen este espectáculo que la propia Belén ha montado y coreografiado, y que estará en cartel hasta el 12 de julio.

Antes de zapatear hasta la extenuación en el teatro, López ha recorrido todos los tablaos de la capital. Lleva desde los cinco años entregada al flamenco, sin llevarlo en la sangre: ni sus padres, ni nadie de su familia pertenecían a este mundo. Nació en Buenavista, Tarragona, en 1987, y a los 10 años su madre, Ángela, cuyo recuerdo ayer la hizo llorar sobre el escenario, se lo puso claro: "Si quieres bailar de verdad nos tenemos que ir de aquí y, si no, te olvidas y a otra cosa". Así fue como las dos lo dejaron todo y desembarcaron en Madrid hace 12 años. Belén tenía 10 y ya bailaba en Casa Patas, mientras su madre le hacía el vestuario a costa de vender su casa de Barcelona. Hoy bailan con ella dos hijos de El Chispa, el dueño de ese legendario lugar de flamenco, que la vio nacer y crecer y que se ha convertido en uno de sus consejeros.

Ángela no pudo ver ayer cómo Belén contaba su vida bailando. Bailando también contó la muerte de su madre, hace cuatro años, de leucemia. Pasaron tan sólo 15 días desde que le diagnosticaron la enfermedad a Ángela hasta que se fue, dejando a Belén "vacía". "Bailaba enfadada con el público, yo no tenía nada que ofrecerles y no entendía por qué se divertían viéndome".

Por tópico que resulte, ayer estaba llena de sentimientos y muy bien acompañada. Ocho bailarines entre los que se encontraba su amiga del alma, Adelaida Guerrero, la misma que se vino desde Tarragona para paliar el vacío de su madre; y siete músicos.

Belén López consiguió dejar al público mudo, con el aplauso retardado. Ella sola mandó durante casi una hora y media sobre el escenario, marcando entradas y salidas, sola y acompañada, con falda y con pantalones, de blanco y de negro, y lo mismo zapateaba hasta perder el maquillaje (el aire acondicionado brilló por su ausencia en un local hasta los topes). Como se bailaba una danza del vientre al más puro estilo Shakira.

Arrancó "olés" y "arsas" de un público atónito, ante las miradas desafiantes de sus ojos negros y el poderío de su baile: "Qué barbaridad", se escuchaba entre las butacas. Ella seguía en su trance, mientras una estrofa estremecía el ambiente: "Cuando sale el sol todos los días pienso: sin ti qué soy yo". Ayer Belén fue mucho, a su manera.