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"Siempre he acertado en mis decisiones"

Oriol Puigdemont

El viernes por la tarde, Jorge Lorenzo estaba cabreado a pesar de haber conseguido la última plaza de la primera línea de la parrilla de salida. Pero había algo que no le permitía rodar tan rápido como él sabía que podía hacerlo en este circuito, uno de los que más le gustan. El problema tomaba cuerpo en el último sector del trazado, en un cambio de sentido a la derecha y a la izquierda rapidísimo. Al mallorquín se le encogía el estómago y perdía incluso más tiempo del que antes había conseguido arañar a su favor. Una vez que hubo atendido a los medios de comunicación, Lorenzo pidió a Televisión Española si podía revisar los vídeos del último entrenamiento. "Estuvimos allí una hora y media", explica Héctor Martín, la sombra de Lorenzo y quien se encarga de gestionar la comunicación del piloto. El objetivo de esa sesión de tarde era tratar de encontrar la causa por la que echaba a perder la vuelta. Cuando terminó el visionado, Lorenzo se encontró con Ramon Forcada, su jefe de mecánicos, para tratar de encontrar una solución al problema. El warm up [calentamiento previo a la carrera] demostró que las medidas adoptadas funcionaron -"era un problema de confianza que tratamos cambiando un poco la moto, provocando que Jorge tuviera más apoyo en la parte trasera", reconoció Forcada-, pero las cosas se complicaron cuando comenzó la carrera y Lorenzo se quedó clavado en la salida. "Cuando en la vuelta 13 he notado que la moto se me cerraba de delante, ya me he olvidado del último sector y de todo lo demás", explicó Lorenzo, que reconoció haberse "acordado de lo que ocurrió en Jerez", para argumentar su conformismo. Preguntado por la gesta de Rossi, el balear no escatimó piropos: "Yo quiero correr contra los mejores, y el mejor es Valentino".

A su lado, Rossi asintió con la cabeza y recogió el testigo. "Desde fuera, esta carrera ha sido más aburrida que la de hace dos semanas", dijo Rossi, que celebró la efemérides conseguida haciéndose una foto junto a una pancarta de 25 metros, en la que había una foto de cada una de sus 100 victorias. "El problema es que, otra carrera como la de Montmeló hubiera sido demasiado para la gente mayor que sufre del corazón, como mi abuela", bromeó Il Dottore. "Ganar es difícil, ganar durante mucho tiempo es más difícil, pero volver a ganar después de estar un tiempo sin hacerlo aún lo es más", abundó el italiano, que aseguró sentirse afortunado "por no haberme equivocado y por haber acertado siempre en mis decisiones, por haber militado en los mejores equipos, por haberme rodeado de la gente más preparada y, en definitiva, por seguir sintiéndome motivado".

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