Los símbolos del genio Rodin
Una exposición exhibe en Málaga 85 obras con la mitología esencial del artista
"A partir de Rodin, la escultura es otra cosa". Así se refería ayer el secretario general de la Fundación La Caixa, Luis Reverter, al artista que fue considerado en su época como el gran innovador de la escultura. Y lo hacía frente al original en yeso de La puerta del infierno (1900), obra monumental que Auguste Rodin (1840-1917) concibió por encargo del Estado francés para el Museo de Artes Decorativas, museo que nunca llegó a crearse.
Esto no impidió que Rodin emplease 35 años en el largo proceso creativo de La puerta del infierno, liberando en ella toda su capacidad visionaria y convirtiéndola en su obra más personal. Sólo su muerte en 1917 logró acabar con esta especial relación entre el autor y la que se ha convertido en la pieza resumen y culminación de toda su obra. No en vano, de ella salieron algunas de sus más conocidas creaciones, como El pensador, El beso, Las sombras o Adán y Eva.
Rodin empleó 35 años en el proceso creativo de 'La puerta del infierno'
Rodin y la mitología simbolista es el nombre de la exposición inédita en España que ayer se inauguró en el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga, muestra que permanecerá abierta al público hasta el 30 de agosto para después viajar a La Coruña y Murcia. Organizada por la Obra Social de La Caixa, sitúa a Rodin en su contexto artístico, el del Romanticismo final y el periodo simbolista. La exposición presenta una visión renovada de la obra del escultor a partir de 85 piezas procedentes del Museo Rodin de París, entre esculturas y dibujos.
El espectador se encontrará con algunos de los trabajos fundamentales en su trayectoria, como El monumento a Balzac (1897), Los burgueses de Calais (1885) o La puerta del infierno (1900), así como numerosos ejemplos de la reelaboración que Rodin hizo de los grandes temas clásicos desde una nueva perspectiva. Desde esta óptica inédita, queda también patente la influencia de Rodin en las diferentes vanguardias que surgieron a principios del siglo XX.
"Su propia época fue la del Romanticismo final y el simbolismo, pero también fue el que inoculó la modernidad a las vanguardias", explicó el comisario de la exposición, Miguel Ángel Elvira. "Los románticos buscaban en la mitología las verdades de la naturaleza, de la vida. Así fue desde Nietzsche a Freud. Rodin no fue novedoso en nada en este aspecto. La mitología en la representación artística casi acaba con él. Rodin la interiorizó enormemente. Lo más personal e íntimo de Rodin es su forma de captar y dar forma humana a los elementos naturales, algo en lo que sigue el espíritu romántico", añadió Elvira, quien resaltó el peso que tuvo en su obra la relación de escultor francés con la literatura de la época. "Era un hombre muy consciente de vivir en el mundo de la literatura de la época, tenía mucho contacto con los literatos y, a pesar de no haber tenido en su juventud una buena formación, cuando descubrió a Dante o Baudelaire ante él se abrió el mundo de la literatura y le cultivó, leyó mucho a Víctor Hugo y conoció a Verlaine o Rimbaud", indicó el comisario, que recordó que entre los temas de la literatura de entonces sobresalía el mundo de una mitología "muy particular, que los románticos y simbolistas no veían como los cuentos que nos contó Ovidio y representaron Tiziano, Rubens o Poussin, sino que buscaban las verdades ocultas de la naturaleza y el trasfondo oculto de la personalidad humana".
Rodin y la mitología simbolista se estructura en siete ámbitos. Vida y arte de Rodin muestra algunas de las obras esenciales en la carrera del escultor como El hombre de la nariz rota (1864). En Los creadores y su inspiración se muestran retratos de personajes ilustres como Baudelaire, Víctor Hugo, Puvis de Chavannes o Gustav Mahler. Un tercer apartado está dedicado íntegramente a La puerta del infierno, dada la importancia de este proyecto en toda la trayectoria profesional de Rodin. En muerte, poesía y condenación se reúnen obras que toman como punto de partida la mitología de la muerte, con la aparición de figuras como la Parca, Orfeo, Ícaro, Marsias o Prometeo. Los dioses primordiales y el olimpo muestra una serie de obras sobre figuras mitológicas y deidades como el caos, la tierra, Iris, la noche, Apolo o Tritón. En el ámbito El cortejo de Baco y los monstruos de la tierra se hallan Ariadna, Galatea y diversas figuras de faunos y sátiros. La exposición finaliza con El ciclo de Afrodita, que explica la dedicación de Rodin a las figuras mitológicas relacionadas con el amor.
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