La eurohostilidad 'tory'
La abierta hostilidad de los conservadores británicos hacia la integración europea ha tenido poca importancia a lo largo de los 13 años que han permanecido en la oscuridad política. Las cosas son ahora diferentes, cuando todo sugiere que el partido de David Cameron volverá al poder tras las elecciones generales de la primavera próxima. Los tories, holgadamente por delante de los laboristas en los recientes comicios al Parlamento Europeo, han hecho campaña prometiendo un referéndum en Reino Unido sobre el Tratado de Lisboa, del que abominan, si es que no está en vigor cuando eventualmente lleguen al poder. Si lo está, como podría ser tras la nueva consulta en Irlanda este otoño, Cameron asegura que no dejará las cosas así. Una frase sibilina que, en cualquier caso, anticiparía nuevas dificultades en las siempre incómodas relaciones entre Londres y Bruselas.
Reino Unido nunca ha creído en la UE. El sentimiento euroescéptico de los británicos -señas de identidad política, en el caso tory- no deja de crecer, como muestran las recientes elecciones y confirman las encuestas. Pero, llegado el caso, Cameron debería considerar si la mejor manera de estrenarse en Downing Street es iniciando una cruzada contra los propios socios comunitarios.
De momento, el crecido líder conservador acaba de cumplir una antigua promesa, la de sacar a sus diputados del Grupo Popular, el centro-derechista mayoritario en el Parlamento Europeo, donde figuran entre otros los de Sarkozy o Merkel, para incluirlos en otro marginal, de derecha dura. Alega Cameron que no es coherente predicar la eurodesconfianza en tu propio país para sentarse después en Estrasburgo con quienes defienden lo contrario. Los conservadores británicos abandonan así dos décadas de visibilidad para aislarse junto a aliados de tan dudosas credenciales democráticas como, por ejemplo, los polacos de Ley y Justicia. Un mal presagio.
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