_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

'I don't understand'

Almudena Grandes

Antes, era más fácil de entender. Antes, cuando el mismísimo Dios derramaba el poder sobre unas pocas cabezas coronadas, todo eran asuntos de familia, matrimonios entre primos, alianzas entre cuñados, guerras entre hermanos legítimos y bastardos. Entonces sí, pero ahora es como si alguien traficara con drogas y, al ser advertido de que su negocio es un delito, lo arreglara diciendo, no se preocupen, señores agentes, que voy a repartir mis fondos entre mis vecinos, coloco un cuarto de kilo en cada piso, y pelillos a la mar...

Si el problema es que la cárcel de Guantánamo es ilegal, sus reclusos deberían ser distribuidos en otras cárceles legales de Estados Unidos, que es el país donde, presuntamente, tienen causas pendientes. Si, como parece, el problema no es ni la existencia del recinto ni las condiciones en las que viven los internos, sino la ausencia de pruebas objetivas para privarlos de libertad, los presos de Guantánamo deberían ser, en primer lugar, indemnizados, y después, libres para vivir donde quieran, como cualquier persona inocente. Pero esto de repartirlos por el mundo, cuatro aquí, cuatro allí, hazme este favor, hombre, y en los gastos vamos a pachas...

¿Cómo se puede jugar así con el destino de la gente? ¿No existe una manera más digna, más discreta al menos, de eludir responsabilidades, que este cambalache entre amiguetes?

Esto pasa en un país, en un momento, donde las máximas autoridades judiciales obstaculizan la aplicación de la jurisdicción universal. O sea, que para perseguir torturadores y genocidas extranjeros, no -de los nuestros, ya, ni hablamos-; pero para prolongar el infortunio de cuatro desgraciados, víctimas de la paranoia criminal de Bush, sí. Para eso, las puertas de España podrían estar abiertas. Porque no son terroristas, dicen. ¡Ah!, y entonces... ¿Por qué están en Guantánamo?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_