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Rabassa y Benidorm beberán agua de Mutxamel

Benidorm, capital turística, tiene garantizado el suministro futuro de agua potable gracias a la nueva desaladora de Mutxamel-El Campello, cuyas obras arrancaron ayer. La planta, que producirá 17,5 hectómetros cúbicos para 200.000 personas, tiene un presupuesto de 60,5 millones de euros. No obstante, la directora general de Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Marta Morén, matizó que el servicio a Benidorm se autorizará en "situaciones de urgencia". Los recursos hídricos que se obtengan, mediante el proceso de ósmosis inversa, servirán para abastecer a los municipios de Mutxamel, El Campello, Xixona, Sant Vicent del Raspeig y Alicante, y en esta localidad la puesta en marcha de esta planta es clave para que el plan Rabassa, que contempla la construcción de 13.503 viviendas, reciba todos los informes favorables.

Juan José Moragues, presidente de la Confederación, insistió en que esta nueva desaladora es "una oportunidad para disponer agua en cantidad y calidad" que ayude a "frenar la extracción insostenible de los acuíferos" de esta zona. Morén recordó que los mismos están "sobreexplotados". Con ésta son 9 las plantas desaladoras que el Gobierno construye en el litoral valenciano (Sagunto, Cabanes-Oropesa, Monfoca, Torrevieja, Dénia, Guardamar, Alicante II, ampliación de Alicante I y Mutxamel).

Mientras los socialistas colocaban la primera piedra de esta desaladora, el PP salió en tromba para celebrar el "triste" quinto aniversario de la derogación del trasvase del Ebro y exigir que se recupere el PHN de Aznar.

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