Ataque racista en Belfast contra inmigrantes rumanos
Un total de 115 ciudadanos rumanos de etnia gitana -incluido un bebé nacido hace cinco días- tuvieron que refugiarse el martes por la noche en una iglesia del sur de Belfast tras sufrir varios días de acoso racista. Irlanda del Norte ha vivido un incremento de los incidentes racistas en los últimos años, en parte por el aumento de la población inmigrante tras el fin de los disturbios entre católicos y protestantes, pero también porque parte de la población ha dirigido a los extranjeros el sectarismo que antes mostraba contra sus conciudadanos del bando opuesto.
Las 20 familias afectadas por los ataques pasaron ayer el día en un centro municipal y por la tarde fueron trasladadas a residencias ahora desocupadas en la cercana Universidad de Queens, donde estarán durante una semana. Aunque algunos de los rumanos atacados quieren volver a su país, las autoridades confían en encontrarles una residencia alternativa en Belfast para evitar que su marcha cause un mal precedente que pueda ser imitado por quienes se oponen a los inmigrantes.
Los ataques fueron condenados tanto por el primer ministro británico, Gordon Brown, como por el ministro principal adjunto de Irlanda del Norte, Martin McGuinness. La policía local, que pareció admitir que no ha actuado con la rapidez debida en este conflicto, descartó que los incidentes fueran orquestados por un grupo paramilitar lealista.
El Ulster acoge desde hace varias generaciones un nutrido grupo de inmigrantes indios, chinos y vietnamitas que últimamente se ha ampliado con otros países. Este año se registraron incidentes tras un partido de clasificación para el Mundial de fútbol entre Irlanda del Norte y Polonia.
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