'Brotes verdes' de autocrítica

Vamos de acontecimiento político en acontecimiento político en Andalucía. No repuestos todavía de la sorpresa por la marcha de Chaves y de la desaparición de Gaspar Zarrías -por cierto, ¿alguien sabe algo de Gaspar Zarrías?-, ha ocurrido estos días otro hecho insólito, pero esta vez en el PP andaluz. No, no se confundan, no es que Arenas haya anunciado su marcha, es algo aún más extraño todavía. Un líder del PP andaluz ha hecho autocrítica tras unos resultados electorales. En pleno festejo de Arenas por su nueva derrota victoriosa, la portavoz de su grupo en el Parlamento, Esperanza Oña, se atrevió a decir y no fue ni en voz baja ni a escondidas: "El PP tiene un problema electoral en las provincias de Sevilla, Huelva y Jaén". Oña, una vez se echó al monte, fue incluso más lejos, y reconoció la necesidad de "un cambio importante, ya que es evidente que nuestros mensajes no han llegado en la medida que consideramos necesario".

Desde la época de Gabino Puche nadie había cuestionado en público las victorias cuando perdía de un presidente del PP en Andalucía. Y encima Oña lo hace con reincidencia, ya que algo parecido insinuó tras las últimas autonómicas. La portavoz del PP, además, dio donde duele: "Los alcaldes deben tener un papel más relevante y protagonista en las próximas citas electorales". O lo que es lo mismo, Oña quiere que se profundice más en algo que ya llevan tiempo haciendo, que Arenas no ocupe tanto espacio público y que ante los ciudadanos ganen terreno los alcaldes del PP. Es evidente que Oña no lo ha dicho así, hasta ahí podíamos llegar, pero hay una evidencia objetiva, Arenas obtiene los mejores resultados en Andalucía cuando él no se presenta en las listas. Sólo hay que comparar las municipales, las generales y las europeas con las autonómicas. En eso lleva una trayectoria parecida a Mariano Rajoy, que también gana cuando él no se presenta, como ocurrió en Galicia o ha ocurrido ahora en las europeas.

Los resultados electorales suelen tener lecturas no ya para todos los gustos, sino más bien para el gusto de cada uno. Hace bien Arenas en festejar el recorte de 10 puntos logrado por su partido con respecto a 2004. El dato es alentador, pero debería reconocer que la distancia está todavía en ocho y que con esos resultados con los que se muestra tan feliz, el PSOE volvería a obtener mayoría absoluta en Andalucía. Además, a ese ritmo de recorte de distancia, será difícil que varias generaciones de andaluces lleguemos a conocer un hecho político que ocurre en otros sitios y que aquí está todavía por descubrir, eso que se llama alternancia.

Lo que Arenas dice que no entiende es "por qué están tan contentos los otros". Los otros son los del PSOE. Quizás no sea tan difícil que lo entienda. Tras 27 años en el poder, con la mayor crisis mundial desde el crash del 29, con cerca de un millón de parados y apenas unos meses después del relevo de su principal dirigente, el PSOE fue la fuerza más votada en 648 de los 771 municipios de Andalucía. Pues claro que están contentos, entre otras razones porque ni ellos mismos se esperaban esto.

Sin embargo, alguien en el PSOE debería salir a la palestra como lo ha hecho Esperanza Oña en el PP y reconocer que los socialistas también tienen un problema que va en aumento. El PP agranda cada día más su poder en las grandes ciudades andaluzas y sus victorias son cada vez más aplastantes en la franja litoral, especialmente en la oriental. Los populares, además, van acortando distancias significativas en las ciudades medias. Allí donde gana el PSOE. Quizás en este año de acontecimientos históricos nos quede todavía otra sorpresa por descubrir: que el PSOE presente candidatos en las grandes ciudades andaluzas con posibilidades de ganar unas elecciones. Eso, sería tan novedoso como estos brotes verdes de autocrítica en el PP andaluz.