Arquitectos: De proyectar casas a firmar papeles
La reducción de visados de obras diversifica la labor de los profesionales
"Como nosotros decimos, ha crecido el papel", cuenta Ángel Díaz del Río, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla. "Firmamos reformas en casas, rehabilitaciones e inspecciones de edificios, hacemos instalaciones de ascensores y mejoras en viviendas. Redactar informes y firmar documentos están salvando un poco la situación", dice.
La reducción de visados de obra en Andalucía es de un 65,8% en el primer trimestre de 2009, respecto al mismo periodo del año anterior. La caída del número de obras ha dejado a muchos arquitectos sin trabajo, problema que se agrava en el litoral. Cádiz ha registrado entre enero y marzo un descenso del 93,3% de visados con respecto al año anterior. Sólo han visado 74 obras en toda la provincia. En Huelva, el descenso ha sido menor, pero importante, un 74,4% menos que en 2008, con 282 visados.
"Hacemos reformas, instalación de ascensores, informes, inspecciones..."
El Decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva, Gonzalo Prieto, corrobora "el crecimiento del papel". "Hacemos informes de patologías de edificios, de ampliaciones, de un elevado de planta, obras individuales, estudios de mercado, promociones, estudios de solares..., pero pocas obras de nueva planta".
"Huelva ha sufrido un parón espectacular", dice Luis Alfonso Juli, arquitecto desde hace 15 años. Él trabaja en Sevilla y en Huelva y ha experimentado los cambios del litoral y de las provincias de interior. "En Sevilla nos mantenemos con algunas obras y con rehabilitaciones de edificios. Tener un casco antiguo tan grande nos da mucho trabajo, pero en Huelva, nada", asegura.
En estos últimos meses, el plan 8000 del Gobierno central para financiación de obras de nueva planificación y ejecución inmediata les ha dado que hacer a algunos estudios. "Las administraciones son fuentes de trabajo", dice Gonzalo Prieto. "Se está notando que en Huelva están presentando más proyectos de VPO que antes, que sólo se construía un 5%. La mayoría de obras aquí eran de viviendas de segunda residencia, de las que la gente ha empezado a prescindir", asegura.
Otra opción de trabajo la dan la convocatoria de concursos, aunque no todos los estudios pueden invertir en preparar un proyecto que después no gane. "Debe haber concursos porque está en la ley y sobre todo porque crea trabajo. Además hay más soluciones para elegir y hace que suba el nivel de los proyectos", comenta González.
Pero la reducción de promociones inmobiliarias y créditos y el alto índice de morosidad que afecta al sector, que impide el desarrollo de los estudios, han provocado la bajada de obras y con ello las horas de trabajo, lo que ha perjudicado en gran medida a los recién licenciados. Cuatro arquitectos de entre 28 y 29 años pasan la tarde tratando de resolver su futuro: uno termina el proyecto final de un master de paisajismo que ha realizado; otro busca un concurso en París, otro está echando horas de más en su trabajo y una última prepara un power point para la presentación de su tesis. "Está claro que tenemos que buscar alternativas a la profesión, es normal y hasta bueno. Es evidente que somos más que antes y puede que nos hayamos devaluado un poco", dice uno de ellos.
"Aunque también tenemos ventajas". Están bien preparados en conocimientos informáticos, saben más idiomas y han incorporado desde el principio a su trabajo el nuevo Código Técnico de Edificación. "Nos contratan, pero han echado a muchos o han reducido las horas de trabajo", afirman.
Como ocurre en otras profesiones y en esta misma desde hace tiempo, estos jóvenes se quejan de estar contratados de forma encubierta. Se tienen que dar de alta como autónomos pero trabajan como si estuvieran en plantilla. "Aunque sin paro, sin vacaciones y sin seguro", afirman. "Tenemos que estar más considerados entre nuestra propia profesión".
Los arquitectos andaluces abanderan además una cruzada contra el Plan Bolonia. Luchan porque su carrera tenga el título de master y sea reconocida como ingeniería superior. "Vamos a perder la categoría y el prestigio internacional que tenemos los arquitectos españoles", dice Ángel Díaz. "Esto también nos preocupa y seguiremos luchando".
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