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ELECCIONES EUROPEAS

Batasuna recupera a su electorado favorecido por la baja actividad de ETA

La izquierda 'abertzale' neutraliza los intentos de 'pescar' en su base social

Mikel Ormazabal

La ilegalizada Batasuna vuelve a recuperar el protagonismo en la escena política. Los resultados electorales del pasado domingo en las europeas han disipado en gran medida los interrogantes sobre la verdadera fortaleza de la izquierda abertzale que no condena a ETA. Las urnas demostraron que su mundo, al cobijo esta vez de Iniciativa Internacionalista-Solidaridad entre los Pueblos (II-SP), cuenta con un suelo de apoyo fuerte y estable: 115.000 votos en Euskadi y 23.000 en Navarra, con una cuota electoral del 16% y el 11,4%, respectivamente. Con estos resultados, Batasuna logra hacer visible un respaldo difuminado con el voto nulo o la abstención en anteriores comicios a los que no pudo concurrir y, al mismo tiempo, desbarata la tentación de otros partidos de pescar en su caladero.

Ganan los defensores de una participación normalizada

Después de varias citas electorales en las que vio impedida su presencia, la izquierda abertzale resurge precisamente cuando menos presencia está teniendo ETA -su último atentado mortal fue el pasado 3 de diciembre, contra el empresario Inaxio Uria en Azpeitia-. Algo similar le ocurrió a finales de los años 90, coincidiendo con el acuerdo de Lizarra y la decisión de los terroristas en 1998 de interrumpir temporalmente su actividad asesina. Entonces tocó techo con el 17,9% de los votos en las autonómicas de 1998 y el 19,9% (228.169 papeletas) en las municipales del año siguiente.

Durante su posterior destierro electoral tras la ilegalización, logró colar la candidatura de EHAK en las autonómicas de 2005, pero vio caer sus apoyos al 12,4% de los sufragios. Y tampoco consiguió con ANV -no pudo presentarse en todos los municipios- igualar esos resultados en las locales de 2006 (73.456 votos). Sus llamamientos a la abstención o a votar nulo no cuajaron en el electorado y reforzaron la teoría de una cierta desmembración de ese mundo. Los comicios del pasado domingo ponen en solfa estos planteamientos y suponen un voto de confianza para los dirigentes de ese mundo que han apostado por normalizar su participación política.

Arnaldo Otegi, su líder indiscutible, se ha valido de los resultados de II-SP para hacer una exhibición de fuerza. "Somos la única formación política que ha aumentado en votos en Euskal Herria", dijo en la noche electoral y reafirmarse en la estrategia de forzar al Gobierno central a reabrir una quimérica negociación: "Hay que sumar fuerzas para seguir adelante e iniciar un proceso democrático para solucionar el conflicto".

Las urnas disiparon asimismo las sospechas de que una buena parte de sus seguidores habían dado la espalda a Batasuna para confiar en otras formaciones independentistas, como Aralar, tal y como se apuntó a la vista de los resultados de las pasadas elecciones vascas. "Hemos ganado a todos los que nos querían sustituir", recalcó Otegi tras conocer el escrutinio este domingo, en alusión a Aralar. En las europeas se ha dado el efecto contrario: el fortalecimiento de Batasuna ha reducido notablemente el peso electoral de Aralar y EA, que se han quedan reducidos al 5,6% de los votos (Aralar logró por sí solo el 6% en marzo pasado).

El escaso 8,8% de votos nulos (100.000 en total) registrados el 1-M, que Otegi y los suyos se atribuyeron para sus siglas, apuntó un posible debilitamiento en su electorado. El salto hasta el 15,9% en apenas tres meses pone de manifiesto la capacidad de movilización que aún tiene este mundo y su peso en determinados feudos. Guipúzcoa sigue siendo su fortín electoral, donde es tercera fuerza con el 23,4% de la tarta electoral y a no demasiada distancia del PSE-EE y PNV. Es indiscutible su liderazgo en municipios como Hernani (dobla en votos a los socialistas), Pasaia o Mondragón, donde es primera fuerza, aunque en las tres capitales no pasa de ser la cuarta fuerza más votada.

Otegi recibe el saludo de un militante de la <b><i>izquierda abertzale</b></i> <b>la noche electoral en Pamplona.</b>
Otegi recibe el saludo de un militante de la izquierda abertzale la noche electoral en Pamplona.EFE

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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