"Los alumnos son optimistas, espero que estén en lo cierto"
El desierto del Neguev está al sur de Israel, en una de las zonas tradicionalmente más deprimidas del país. Desde hace cuatro décadas, la Universidad Ben Gurion del Neguev (adoptó el nombre tras la muerte del primer ministro en 1973) cumple la función educativa y social de hacer crecer la zona. Ben Gurion es un oasis literal y figurado, que investiga para hacer crecer frutas y verduras en medio del desierto y para conseguir que judíos, árabes y beduinos convivan en paz. Es la universidad con la población más mixta del país. Jimmy Weinblatt, licenciado en Economía y Ciencias Políticas, es su rector desde 2002. La semana pasada estuvo en la Casa Sefarad de Madrid.
Pregunta. ¿Cómo se vive en esa zona del mundo?
Respuesta. Estamos en la cima de la montaña. Hubo un punto en el que creímos que podíamos empezar a desarrollar relaciones normales, pero todo se puso en peligro tras los últimos acontecimientos [último ataque de Israel a la franja de Gaza en diciembre de 2008]. Los obstáculos se deben, por un lado, a la llegada al poder de Hamás en Gaza y porque ni ellos ni el Gobierno de Israel son partidarios de la solución de los dos Estados. Ahora mismo las cosas parecen estar en una especie de punto muerto; no es fácil, pero una de las cosas positivas del Oriente Próximo es que es un sitio donde las cosas cambian muy rápido: Hace 32 años, cuando Menajem Beguin fue elegido primer ministro de Israel todo el mundo pensó que se acababan las posibilidades de negociar y, sin embargo, unos meses después se firmaron los acuerdos de Camp David con Egipto. Así que hay sorpresas, ésta es una tierra de milagros; David Ben Gurion decía que, en Israel, si no crees en los milagros es que no eres realista. Por eso creo que hay que reconsiderar la situación, en la universidad estamos continuamente en contacto con los políticos o las partes en cuestión y tratamos de encontrar soluciones, en mi caso, soluciones económicas, sobre todo en Palestina, que ha sufrido depresión durante años. Mantenemos canales abiertos, algo indispensable para no caer en la desconexión entre nosotros y ellos.
P. ¿Cómo es la vida universitaria de unos estudiantes cuyo entorno es tan inestable?
R. Ellos viven la situación de la zona como los adultos, hay el más amplio arco de pensamientos, partidarios de la negociación y contrarios. No hay consenso político. Por lo demás, la mayoría de los estudiantes no cree que la crisis vaya a durar mucho, cree que será algo corto, que cuando acaben de estudiar, en uno o dos años, la situación será mejor. Son optimistas, yo sólo espero que estén en lo cierto.
P. Con la población estudiantil más mixta de Israel, ¿hay conflictos en las aulas?
R. No, estudian perfectamente. Y tienen las mismas oportunidades. Por ejemplo, ya hay más o menos 1.000 beduinos, que crecen en medio del desierto y cada vez estudian más, y carreras más tecnológicas. Esto me da mucho optimismo, que se involucren en la sociedad.
P. ¿Es posible sustentar su educación sin un sistema fuerte de becas?
R. Tenemos muchas becas, sobre todo para los beduinos y especialmente para las chicas, que tienen muchas dificultades para acceder a la Universidad. Además, uno de nuestros objetivos es realizar algo bueno para la sociedad, llevar educación y cultura a quienes, por una cosa u otra, no tienen acceso. Y más de la mitad de los alumnos ayuda a niños de familias pobres, con la tarea escolar, les dan clases, es muy importante porque la universidad se convierte en un importante elemento de cohesión social. Y por hacerlo, de forma voluntaria, los chicos obtienen becas. Y además lo disfrutan.
P. ¿Ha cambiado la zona con la universidad?
R. Muchísimo. Es muy importante. Por ejemplo, ha dado a la zona muchos profesores de secundaria, lo que hace más fácil la educación. Antes tenían que traerlos de fuera.
P. Ha venido a España para fomentar un mayor intercambio internacional entre estudiantes. ¿Qué aporta la movilidad?
R. Es muy importante para la economía, la política, la investigación; que los estudiantes de todos lados trabajen juntos, y creo que es muy importante para el entendimiento, que se conozcan, cambien opiniones y puedan darse cuenta de que a lo mejor, los israelíes, a veces retratados por la prensa como demonios, no son tan malos.
P. ¿Cree que hay muchos prejuicios sobre los israelíes?
R. No puedo decirlo, no lo sé, pero sé que en algunos casos Israel y sus políticas se describen de una forma muy dura. Las cosas siempre tienen dos caras y no quiero defender todo lo que hace Israel, yo soy de la oposición, también del anterior Gobierno, pero las cosas no son tan simples y en los periódicos no siempre se analizan las cosas profundamente, teniendo en cuenta todos los aspectos, porque es más fácil acudir a estereotipos. Así que, mi contribución personal es traer a estudiantes de todo el mundo, para que vengan y vean, y llevar fuera a los de nuestra universidad, para dejar que se encuentren, se hagan amigos y pueda verse que no todo es lo que parece.
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