Una ópera bajo la lluvia
Llovió e hizo frío, pero el público llenó todos los huecos que había disponibles para ver Rigoletto en la plaza de Oriente. Una hora antes de que comenzase la representación de esta ópera de Verdi, famosa por su aria La dona e mobile, la mayor parte de las 1.500 sillas que el teatro Real había instalado frente a su fachada estaban llenas. Gente de todas las edades se distribuyó por los bancos y jardines cercanos y sólo unos pocos se movieron cuando, a mitad del primer acto, empezaron a caer unas gotas. "De las 18 funciones que van a hacerse ya casi no quedan entradas", comentaba un aficionado poco antes de que sonaran los primeros acordes. "Y yo tenía ganas de ver este montaje". Tuvo suerte porque la de ayer es la única función que se retransmite en pantalla gigante.
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