Trabajo por la voluntad

Empieza a recibir los primeros encargos de trabajo y ya está pensando en modificar y mejorar el anuncio que distribuye por establecimientos de la ciudad de Alicante para evidenciar una profesionalidad que reivindica. Javier López (Cartagena, 1972) es una de las miles de personas a las que el parón de la construcción ha dejado en la cuneta. Tras un año en paro y muchas complicaciones económicas a las que ha sobrevivido gracias a sus amigos -explica que si no llega a ser por ellos "sería un indigente más"- decidió tirar de imaginación para salir del bache. Desde hace dos semanas ofrece sus servicios de electricista a cambio de la voluntad. "A tiempos difíciles, soluciones difíciles", resume.

La idea la tomó de un reportaje televisivo sobre un bar de menús de Barcelona, donde el dueño ofrece tras la comida un sobre para que cada comensal aporte lo que quiera o pueda. Y la aplicó primero en Valencia, hasta donde se trasladó por motivos personales. Funcionó. "A los dos días ya me estaban llamando". Ahora, de vuelta en Alicante ha repetido la iniciativa y empiezan a llegar encargos. "Este fin de semana lo tengo completo. Y el lunes y el martes tengo trabajo", explica optimista. "Con lo que trabaje podré vivir dignamente, cosa que ahora no puedo hacer", argumenta. Javier sólo pide como condición que le compren el material.

A pesar de la corta trayectoria de su nueva andadura laboral y de que puede toparse "con un listo", quienes responden de momento a sus anuncios le piden precio y él pone el "más bajo posible". "Se olvidan de la voluntad". "Estoy viendo que la gente tiene vergüenza y no van a aprovecharse de la situación", apostilla.