El inmenso acontecimiento
Silencio absoluto. Millones de seres han dejado en suspenso sus conversaciones. Nadie oye ulular a las lechuzas, balar a las ovejas, relinchar a los caballos, graznar a los cuervos o barritar a los elefantes. Nada se mueve: ni brizna de hierba ni hoja de tilo. El mundo se ha paralizado, abrumado por tanto silencio. Qué expectación, qué emoción. Está a punto de suceder el Gran Acontecimiento Planetario. En enero de 2010, a la vuelta de la esquina, sonarán las trompetas, atronarán los timbales y entre nubes de polvo dorado se producirá el Singular Encuentro: "La coincidencia de dos liderazgos progresistas a ambos lados del Atlántico: la presidencia de Obama en Estados Unidos y la presidencia de Zapatero en la Unión Europea". Por si acaso algún escéptico no había captado el Enorme Momento Histórico, se insistía: "Dos políticas progresistas. Dos liderazgos. Una visión del mundo. Una esperanza para muchos seres humanos".
Qué no podremos esperar de tal conjunción telúrica? ¿Qué de ese hermanamiento de dos fuerzas tales de la naturaleza? ¿Ríos, océanos de leche y miel? ¿Cuernos de la abundancia que derramarán onzas de oro, sacos de diamantes, billetes de 500 euros, fajos de dólares? ¿Lograrán trabajo para los millones de parados, cancelación sin cargos de las hipotecas, extinción de los usureros, fin del analfabetismo, curación de enfermedades, incluida la gripe A? ¿Es posible esperar tanto -o tan poco- de ese enlace sideral de los dos meteoros, que no planetas, porque ya se sabe que estos últimos apenas son nada y carecen de luz propia, al contrario de Obama y Zapatero, que tanto refulgen?
Ya se deslizaba la campaña electoral para las elecciones europeas por raíles incomprensibles de nimiedades rencorosas, impropias de un país civilizado, desde los falcones a las turbias disquisiciones entre aborto o violación. Pero este último tributo al enaltecimiento del gran líder, pequeña contribución al florilegio hagiográfico de un dirigente político, chapotea en el ridículo. Leire Pajín, o sus escribas, deberían pensar dos veces las cosas que dicen en público, so pena de ser el hazmerreír del hastiado auditorio.
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