Olvidable sobredosis de Chanel
Sería digno de estudio el extraño proceso que hace que se multipliquen en momentos determinados los proyectos cinematográficos sobre difuntos ilustres. ¿Deduce el instinto de los cerebros publicitarios que el mercado está exigiendo que vuelvan a ponerse de moda? ¿Es casual que a un montón de gente se le ocurra al mismo tiempo idéntica idea? El agradecido pretexto podrían ser los aniversarios, pero ¿cómo se establece la medida? ¿Por qué los homenajeados nacieron hace 145 años o porqué se han cumplido 47 de su lamentable defunción? ¿Por qué su legado adquiere por razones con cierta lógica o simplemente marcianas eso tan surrealista denominado "rabiosa actualidad"?
Me distraigo con estas inofensivas masturbaciones mentales intentando alejar el sopor (el asunto es serio, está en juego mi sustento si confieso que me he quedado frito, que me he largado antes de que acabara la película o que las muy humanas exigencias de la vejiga me han obligado a visitar el lavabo durante su proyección) mientras veo Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel, título nada grandilocuente que dedica sus afanes a contarnos cómo la desamparada costurera que sobrevivía ejerciendo de amante oficial de tipos libertinos y podridos de dinero, que tenían muy claro que jamás llevarían a la arrogante plebeya al santificado altar, transformó para siempre la vida de las mujeres al lograr que desecharan corsés y perifollos, sombreros agobiantes y vestimentas sobrecargadas. Sobre esta generalización tengo ciertas dudas, ya que tampoco me imagino a las sufridas proletarias vistiendo de Chanel, pero todo vale si contribuye a forjar las leyendas. Lo que resulta indudable es que señora tan imaginativa, original y tenaz consiguió triunfar espectacularmente en un discriminatorio mundo de machos, que fue la pionera del empresariado femenino, que se lo montó a lo grande siendo insumisa, arriesgada e independiente.
COCO, DE LA REBELDÍA A LA LEYENDA DE CHANEL
Dirección: Anne Fontaine.
Intérpretes: Audrey Tautou, Benoît Poelvoorde, Alessandro Nivola.
Género: drama. Francia, 2009.
Duración: 110 minutos.
El personaje real puede ser apasionante pero el que retrata esta película no provoca nada medianamente atractivo. Lo que pretende ser complejo resulta plano, forzadamente académico, rutina narrativa en la que no te sorprende nada de lo que hacen y dicen sus antipáticos personajes. La directora Anne Fontaine se esfuerza por dotar a Coco Chanel de lirismo bronco, de un sentido de la libertad que se enfrenta con épica naturalidad a lo convencional y a lo establecido, una mujer escéptica y precozmente dolorida que renuncia a un destino pasivo y cómodo de cortesana de lujo para afrontar el riesgo de hacer reales sus sueños de creatividad. Pero esas pretensiones se quedan en nada, en qualité vacía. A la actriz Audrey Tautou, idolatrada en Francia, nunca le he pillado el encanto, incluida su celebérrima interpretación en Amélie. Aquí tampoco me transmite nada especial, aparte de indiferencia hacia las humillaciones y la tragedia sentimental que torturan a su personaje.
La muy correcta Coco Chanel & Igor Stravinsky, que clausuró el festival de Cannes y que describe el volcán pasional entre la mecenas Chanel y su protegido Stravinsky, tampoco incita a lanzar cohetes, pero al menos, la actriz Anna Mouglalis posee cierta hipnosis. Y también van a estrenar un telefilme sobre Coco Chanel, interpretado por Shirley MacLaine. Sería deseable aunque dudoso que saliera algo modélico en medio de la sobredosis. Capote tuvo más suerte. Le dedicaron simultáneamente dos películas memorables.Lo que pretende ser complejo resulta plano, forzadamente académico
Babelia
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