_
_
_
_
Reportaje:

Un embrollo digno de Groucho Marx

El Ayuntamiento gastó 2,5 millones en alquilar un inmueble al que no concedió la licencia de obras - El centro cultural previsto en el local lleva tres años de retraso

Daniel Verdú

El proceloso mundo de las licencias, o cómo obtener una de ellas, es complejo hasta para el Ayuntamiento de Madrid. Tardan en conseguirse, hay decenas de requerimientos que subsanar y, mientras tanto, incluso cuando quien la solicita es la propia administración hay que seguir pagando el alquiler del local.

En 2005, el Consistorio decidió alquilar un inmueble que era propiedad de la empresa municipal Espacios y Congresos. El lugar, situado en la calle de Raimundo Fernández Villaverde, número 8, iba a convertirse en un nuevo centro cultural para el distrito de Chamberí. Un buen sitio en una ubicación ideal, pegado a los cines Renoir Cuatro Caminos.

El local era propiedad de Espacios y Congresos porque el Ayuntamiento pensó hace unos años que dicha empresa municipal sería más ágil en la gestión de determinado patrimonio e inmuebles públicos. Así que tuvieron que empezar a pagarle un alquiler de poco más de 700.000 euros anuales por ese espacio de 2.599 metros cuadrados.

"Es una enorme tomadura de pelo para los vecinos", denuncia IU

El problema, tal y como denunció ayer el grupo municipal de Izquierda Unida, llegó cuando fueron a pedir la licencia para hacer obras a la Junta de Distrito de Chamberí. Al ser propiedad de una empresa pública, el Ayuntamiento no podía autoconcedérsela y tuvo que someterse a los trámites por los que pasan el común de los mortales.

Los técnicos de la junta de distrito, tras estudiar el proyecto y las condiciones del inmueble, consideraron que no se la podían dar de inmediato y que había que subsanar bastantes aspectos del local para poder instalar ahí el centro cultural de referencia que la propia junta había prometido. Todo muy rocambolesco. Pero el Ayuntamiento acató y, según informaron ayer fuentes de la Concejalía de Hacienda, comenzó a realizar las obras que se le exigía.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Pero la cosa -ya se sabe lo que pasa cuando uno se mete en reformas- se alargó durante tres años. Y los 700.000 euros más el incremento del IPC anual iban saliendo de las arcas municipales religiosamente. Como en marzo de 2008 la cosa no había mejorado y no tenía visos de prosperar, el Ayuntamiento y Espacios y Congresos acordaron suspender el contrato hasta que terminasen las eternas reformas.

Es cierto que el dinero (unos 2,5 millones de euros en total) no pasó a manos privadas. Es verdad que podría considerarse que el Ayuntamiento se pagaba a sí mismo un alquiler a través de la empresa Espacios y Congresos. Pero ni la inversión ni el espacio se utilizaron para generar ninguna rentabilidad, ni para satisfacer las necesidades que tenían los vecinos. De hecho, en Chamberí sólo había un centro cultural.

"Este hecho evidencia que Espacios y Congresos se ha convertido en una agencia inmobiliaria sin ningún interés social que el equipo de gobierno de Gallardón utiliza para derivar deuda que el Ayuntamiento de forma directa no puede asumir", criticó ayer Daniel Álvarez, concejal de IU.

El edil de Hacienda, Juan Bravo, reconoce el gasto. Pero no cree que ese dinero se haya perdido porque ha pasado de las arcas del Ayuntamiento a las arcas de una empresa que pertenece al Consistorio. "Se ha pagado una renta de unos 700.000 al año durante tres años, más el IPC. Estamos haciendo las obras y se finalizarán en breve. Entonces se reanudará el contrato y se pondrá en servicio para que sea un centro cultural de la junta de distrito. El dinero sigue estando en el ámbito de lo público".

Mientras, cuatro años después, los vecinos siguen esperando a que se construya el centro que les prometieron en el debate del estado del distrito celebrado en 2005. "Es una enorme tomadura de pelo. A los vecinos del distrito se les ha anunciado durante tres años un centro cultural de referencia que todavía ni se ha empezado ni se sabe si algún día se hará", insiste Daniel Álvarez.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_