Cine e intercambio de miradas
Un director chino y otro catalán cuentan mundos opuestos
A menudo, los relatos interculturales, las referencias cruzadas, tienen como objetivo mostrar cuánto se asemejan las culturas y lo fácil que resulta el mestizaje. Ayer, sin embargo, en el Centro de Cultura Contemporánea (CCCB), el director de cine chino Wang Bing y el barcelonés Jaime Rosales constataron su diferencia, pero expresaron el deseo de intercambiar sus miradas.
Wang y Rosales forman la segunda entrega del ciclo Cinergies, comisariado por Joana Hurtado, que pone en contacto y relaciona a cineastas catalanes con otros de culturas distantes para que a lo largo de varios meses reflexionen sobre su trabajo y lo plasmen en imágenes.
El director chino, nacido en Shaanxi en 1967, representa una generación de cineastas que ha empezado a funcionar al margen del sistema de producción tradicional, que es consciente de que la sociedad china "reclama sus derechos" y que el cine "debe reflejar los cambios". Su filmografía incluye obras como Tie Xi Qu (Al oeste de las vías), un documental de casi nueve horas; el premiado en Cannes He Fengming y L'argent du charbon (El dinero del carbón), y la videoinstalación Caiyou riji (Petróleo crudo), de 2008.
Rosales, por su parte, nacido en Barcelona en 1970, es también un caso atípico del cine español, con una filmografía que va desde la multipremiada Las horas del día (2003) a la polémica Tiro en la cabeza (2008).
Bing, según Joana Hurtado, retrata a personajes "que se pierden en los meandros de la historia, en el laberíntico recuerdo de un pasado que se repite", mientras que Rosales describe "una sociedad tomada en una imagen plana y frontal, que aísla y asfixia a los personajes".
El corto presentado ayer por Rosales, T4-Barajas Puerta J50, recoge lo que sucede un día cualquiera en el aeropuerto madrileño. Una cámara voyeur filma las idas y venidas de los pasajeros frente a una puerta de embarque mientras el sonido capta trozos de conversaciones y ruidos de fondo. El de Wang, Xi Yang Tang (Valle feliz) documenta la extrema pobreza de la provincia de Yunna, a 3.000 metros de altura, al margen del boom económico.
"Mientras yo retrato un mundo del confort material, en el que la comunicación es muy banal, Wang nos cuenta una historia de supervivencia", certifica Rosales, que envidia el "grado de escritura cero" del cineasta chino. Éste, por su parte, considera que las películas de Rosales "son muy personales". Y añade: "Es precisamente lo que yo tengo que aprender a hacer".
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