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Invertir en ciencia pese a la crisis

Los jurados de los Jaime I piden a los países ricos que actúen contra la miseria

Ignacio Zafra

La crisis no parece una gran oportunidad para casi nada, pero los jurados de los Premios Jaime I, entre los que figuran nada menos que 21 galardonados con el Nobel, no aflojaron por ello sus reivindicaciones. De una parte, que la inversión en ciencia no se reduzca porque, en definitiva, es la que "impulsa el progreso de la sociedad". De ahí la insistencia en reclamar más ayudas para la investigación, las energías renovables e, incluso, el regreso de las misiones espaciales.

La otra prioridad del jurado de los Premios Jaime I consistió en reclamar a los países ricos a actuar contra la miseria y el hambre que sufren 1.000 millones de personas en el mundo justamente en este contexto. "La crisis económica actual debería comprometer el esfuerzo de todos por crear las condiciones adecuadas que permitieran a las naciones más afectadas desarrollarse y reducir sus niveles de pobreza", recoge la declaración de esta edición, cuyos ganadores se conocerán hoy.

Santiago Grisolía, secretario de la Fundación Premios Jaime I, recibió a los jurados un año más en el Convento de Santo Domingo de Valencia ubicado en la antigua Capitanía General. El discípulo de Severo Ochoa volvió a reclamar una sede permanente, propia y "austera", para los Jaime I, que se cuentan entre los premios mejor dotados de España (cada galardonado recibe 100.000 euros, el doble que en los Príncipe de Asturias) y a los que esta vez se han presentado 200 candidaturas. En tanto se atiende su petición, Grisolía entregó ayer la medalla de los premios al teniente general Fernando Sánchez-Lafuente, jefe del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de la OTAN, con sede en Bétera pero titular también del viejo convento de la plaza de Tetuán de Valencia, y por tanto arrendador accidental de los premios en los últimos tiempos.

Junto al científico valenciano comparecieron el astronauta de la NASA Miguel López Alegría y el químico mexicano Mario Molina, Nobel en 1995 por haber advertido la destrucción de la capa de ozono, y más recientemente asesor ambiental de Barack Obama.

Que la inversión en ciencia y tecnología es muy necesaria incluso ahora lo probaría, dijo Molina, el papel representado por su país natal (el químico posee también la nacionalidad estadounidense) ante el mundo durante los peores días de la crisis de la nueva gripe: la falta de laboratorios adecuados donde analizar el virus obligó a las autoridades mexicanas a enviar las muestras a EE UU. La gripe, añadió a su lado Grisolía, sigue siendo seria: "en cualquier momento puede haber una mutación y producirse lo que pasó en 1918" con la gripe española, cuando el número de muertes se midió en decenas de millones.

Molina puso a Obama como ejemplo de la manera de responder a la crisis, con una gran apuesta por el cambio de modelo energético y con el compromiso de invertir el 3% del Producto Interior Bruto en investigaciones científicas.

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Los premiados se darán a conocer hoy después de que ayer, distribuidos en comisiones, los jurados hayan ido seleccionando entre los candidatos propuestos (está prohibido postularse). La fundación mantiene la costumbre de combinar a premios Nobel, universitarios, políticos (como Rodrigo Rato, Miguel Boyer, Ana Pastor y José Antonio Ardanza), y a otros personajes públicos (como el duque de Soria, Carlos Zurita) en el jurado.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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