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Ex consejeros en descompresión

López, Plata, Jiménez, Naranjo y Vallejo se adaptan a su vida como diputados

Lourdes Lucio

La fotografía que acompaña a este reportaje no volverá a repetirse. En ella aparecen, de izquierda a derecha, María José López, Paulino Plata, Teresa Jiménez, Evangelina Naranjo y Francisco Vallejo, ex consejeros de Justicia y Administración Pública, Turismo y Deporte, Educación, Justicia y Gobernación, e Innovación, Ciencia y Empresa, respectivamente. La dirección del grupo socialista "por las prisas" y "por casualidad" decidió hace 15 días, en el primer pleno del Parlamento, tras la toma de posesión del nuevo Gobierno de José Antonio Griñán, que ocuparan asientos contiguos. En la pasada sesión, la dirección ya les asignó otros escaños en función de sus nuevas responsabilidades como presidentes de comisión o senadores por la comunidad autónoma.

"Tardaré en buscar mis espacios, pero volveré", afirma Francisco Vallejo "
Hay un vacío de agenda y da vértigo después de un ritmo tan intenso"

Los ex consejeros están pasando por un periodo de "descompresión", según denominan algunos de ellos a una situación que consiste en intervenir poco o nada en los plenos, escuchar, mirar y votar. La experiencia que acumulan se desperdicia, aunque consideran necesaria pasar una etapa en la sombra para conseguir dos efectos: eliminar la percepción de que fiscalizan a sus sucesores y acostumbrar a la oposición de que ya no tienen responsabilidad de gobierno. Todos confían en que este periodo de hibernación "sea cortito", como dice la granadina Teresa Jiménez. "Tardaré en buscar mis espacios, pero volveré", advierte entre risas Francisco Vallejo.

El primer gran cambio que experimentan los que se han dedicado 24 horas y 365 días al año a la gestión política es que ahora tienen tiempo para lo que antes no tenían. "El gran cambio es que no tienes la vorágine del día", afirma Evangelina Naranjo. "Yo me levanto temprano, desayuno con mi hija y a partir de ahí el día se frena porque no hay una actividad parlamentaria exagerada", añade. Jiménez apostilla: "Hay un vacío de agenda y eso da vértigo, después de tener un ritmo tan intenso". Ambas han rellenado las horas dedicando más tiempo al trabajo en su partido, ahora en plena campaña por las elecciones europeas. Naranjo, como secretaria general socialista de la agrupación sevillana de Miraflores y Jiménez, como presidenta de la agrupación municipal del PSOE de Granada.

A Francisco Vallejo, que ha estado 15 años en tres responsabilidades distintas en el Gobierno andaluz (Obras Públicas, Salud e Innovación), se le ve a gusto con su condición de ex. "Voy a empezar a decir que estoy mal, porque a los veo que lo están dicen que están bien", bromea. Ha ido a Naturhouse para ponerse a dieta, ha recuperado el deporte, las visitas a las librerías donde compra ejemplares sobre biología, el origen de la mente, del ser humano, está enseñando a su hijo a conducir. "Es un cambio de vida absoluto, porque tienes que hacer aprendizaje de las cosas cotidianas como ir a la tintorería o arreglar una bicicleta". ¿Y eso no lo hacía antes? "Es que siempre tenía a alguien alrededor que me lo resolvía", confiesa.

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Cuando Vallejo cesó, Paulino Plata, que salió del Gobierno tras 13 años de consejero para ser candidato a la alcaldía de Marbella en 2007, le comentó que lo pasaría mal durante mes y medio. Ese es el tiempo que le duró a él. "Necesitas un tiempo para acostumbrarte. Luego te das cuenta de que has vivido a un ritmo demasiado acelerado y recuperas la normalidad, la vida familiar y te dedicas a mejorar su formación: yo hice un curso de alta dirección en el Instituto San Temo", dice Plata.

Vallejo niega esa sensación de malestar y el resto de las ex consejeras que han hablado con este periódico, también. "Somos gente muy de partido y sabes que una vez que eres consejero dejar de serlo es cuestión de tiempo", afirma Evangelina Naranjo. "Tengo los pies en la tierra y para mí cada día de consejera ha sido un privilegio", relata Teresa Jiménez.

"Lo peor para mí fue el despedirme en la consejería de mucha gente con la que mantienes relaciones personales más que profesionales y que esto ocurra en un momento de crisis económica en la que todos los hombros son pocos", cuenta Vallejo.

"¡Hola, soy Mariajo!". Este es el despreocupado mensaje del móvil de María José López, quien estuvo en la pasada legislatura cuatro años al frente de Justicia. Cuenta que tardó 30 minutos en recoger las pocas cosas personales que tenía en su despacho cuando el entonces presidente Manuel Chaves le comunicó su relevo. "Estaba preparada, esto no es un destino definitivo". López, que dejará el Parlamento andaluz en junio para presidir Cetursa, notó de inmediato dos poderosas consecuencias de su cese: el teléfono dejó sonar y la "obsesión" por leer la prensa desapareció. "Te choca un poco porque no suena el teléfono, eso produce por un lado vértigo, pero por otro dices, ¡qué bien!". Jiménez recuerda que los primeros días tras su salida de Educación, el móvil no le paró de sonar hasta que decidió: "Ya no consuelo a más amigos".

La ex consejera de Justicia dice que ahora mira los periódicos "con otros ojos" porque ya no necesita dar una respuesta inmediata a lo que ocurre. López es madrugadora. "Yo me levanto a las seis de la mañana, pongo los informativos y además por la Black Berry nos enviaban todas las cabeceras de las noticas. A las siete, yo me sabía la información del mundo mundial, si el fiscal tal había dicho una cosa, si otro, otra y ahora lees la prensa de otra manera aunque una cosa que no pierdes es la responsabilidad".

Naranjo dice que lee la prensa ahora por la noche y por (¡ay!) Internet, Vallejo compra diariamente EL PAÍS y lee las ediciones digitales de otras cabeceras y Plata compra dos diarios y también mira el resto por la red. Salvo María José López que dice que se ha sentido "liberada de los aduladores profesionales", el resto afirma no haber tenido nunca pelotas a su alrededor. "Hay amigos del cargo y esas llamadas se caen, pero las amistades son otro círculo y no se caen, sino que se refuerzan", cuenta Plata.

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