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"Amo mi escuela pública"

Miles de manifestantes reivindican "más y mejor enseñanza" de calidad

A ritmo del corro de la patata, pero dedicado a Esperanza Aguirre, María Jesús y Mercedes cantaban ayer por la calle de Alcalá. Ambas son profesoras de primaria en Villaverde y han participado durante toda la semana en los paros y protestas organizados por los sindicatos de la enseñanza para defender la educación pública. Por eso ayer no se quisieron perderse la manifestación que ponía fin a la semana reivindicativa. Junto a ellas, más de 3.000 personas (según cálculos de este periódico; 25.000, según los organizadores) se echaron a la calle para pedir "más y mejor enseñanza pública en Madrid".

"Es una pena que tanta gente tenga que salir a la calle por las necesidades de la educación", comentaba José Vicente Mata, secretario general de FETE-UGT Madrid. "La Comunidad está tratando de que la enseñanza pública desaparezca". Ese miedo es el que compartían también un grupo de profesores del colegio Peñalta, en Buitrago de Lozoya, que hacían ruido con panderetas y flautas. "Quieren devaluar la escuela pública y dejarla para inmigrantes y clases bajas", protestaba Rafa, "y que el resto pague en la privada". En su colegio, contaban, van a recortar el servicio de compensatoria y suprimir un aula. "Es muy fuerte que apoyen a las privadas y dejen la pública de lado", se lamentaba Pilar Cayo. Ella no trabaja en la educación, pero quería "apoyar lo público".

La protesta fue el colofón a los encierros de esta semana

Convocada por los sindicatos UGT, CC OO, CSIF, STEM y CSIT, la manifestación (ya hubo otra el pasado 25 de marzo) era el colofón a los encierros del pasado martes en centros públicos de 33 municipios de la región. Unas protestas que, para la Consejería de Educación, "han sido un fracaso absoluto". "Se trata de una movilización política y no respaldada por los docentes", afirmó el viceconsejero, Jesús Valverde, que quiso recalcar que "las quejas sindicales no responden a la realidad; se cumple el acuerdo sectorial".

"Cuando llevas tiempo trabajando", comentaba María Jesús tras el corro de Esperanza, "vas notando el deterioro en la pública". Cada vez hay más niños, el espacio es menor, las cosas viejas no se reponen... Las quejas, repetidas en la mayoría de los corrillos de la manifestación de ayer, no cesaban. Como tampoco pararon el ruido y los cánticos durante la protesta de ayer, llena de lemas reivindicativos. El más dulce lo llevaban unos niños pequeños: "Amo mi escuela pública", decían en una piruleta gigante con forma de corazón.

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