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El descenso de los precios se aceleró en mayo hasta el 0,8% interanual

La economía española encadena ya tres meses consecutivos con tasas negativas - "No hay peligro real de deflación", mantiene Salgado

Alejandro Bolaños

El indicador adelantado de los precios de consumo dio ayer munición al debate sobre si la deflación es amenaza o inquietante realidad. El avance de mayo refleja un descenso del 0,8% en los precios respecto al mismo mes de 2008. En la serie estadística del IPC, que comienza en 1962, no hay rastro de tasas negativas interanuales hasta este año. Ahora, ya van tres meses consecutivos con números rojos. Y la bajada de los precios gana en intensidad, tras apuntarse un retroceso del 0,1% en marzo y del 0,2% en abril.

La discusión sobre si esto es deflación dista mucho de ser bizantina. Para los economistas es como mentar la bicha, sobre todo cuando la crisis muta en recesión. Porque si la bajada de precios corre en paralelo a la caída del consumo, se está a un tris de activar una espiral de enorme poder destructivo: el gasto se retrae porque se espera que los precios sigan bajando; para competir por la exigua demanda, las empresas bajan los precios de bienes y servicios, lo que minimiza sus márgenes. Algunas cierran, todas presionan sobre los costes. Los salarios caen, el paro aumenta, las familias vuelven a retraer el gasto. Y la rueda vuelve a girar. Además, cada vez cuesta más pagar las deudas, que no bajan de valor porque lo hagan los precios. Es el camino más recto para desembocar de lleno en una depresión.

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¿Se está formando esa temible espiral en la economía española? No. Ésa es, al menos, la respuesta unánime de los expertos, la que mantiene el Banco de España, la que reproduce el Ministerio de Economía, lo encabece Pedro Solbes o lo dirija Elena Salgado. "En absoluto, no supone un peligro real de deflación", insistió ayer la vicepresidenta económica tras serle formulada la pregunta de nuevo, esta vez en la cadena SER. Salgado recalcó que la tasa negativa se debe a "la reducción del petróleo desde hace un año". Y añadió que "si se elimina la energía y los alimentos no elaborados, seguro que la tasa es positiva".

En su respuesta, la vicepresidenta sintetizó dos de los argumentos más repetidos por los expertos para justificar porqué consideran la deflación sólo una distante amenaza. Como ya ocurrió el año pasado, cuando la cotización del petróleo rompió su techo en julio, la evolución del crudo tiene una influencia innegable en lo que ocurre con el conjunto de los precios del consumo. En mayo de 2008, el brent rondó los 80 euros por barril y el IPC mostró una subida interanual del 4,6%. Este año, el petróleo apenas vale la mitad en el mismo mes, lo que lastra la comparación interanual y tiene también su reflejo en el índice general (-0,8%).

También es cierto que, si se descuentan los bienes más volátiles (energía y alimentos no elaborados), la tasa es positiva. La inflación subyacente, que es como se conoce esta comparación, acumulaba un alza del 1,5% en abril. Y según las estimaciones del Instituto Flores de Lemus seguirá siendo positiva todo el año, aunque con incrementos inferiores al 1%.

La negación de los expertos, sin embargo, es cada vez menos rotunda. Todos los servicios de estudios que elaboran previsiones sobre el IPC coinciden en que la caída de precios durará hasta otoño, pero matizan que la cotización del crudo está subiendo más rápido de lo previsto. Y que son los descensos en otros bienes (electrodomésticos, textil, alimentos elaborados, equipos electrónicos) y servicios (restauración, hoteles) lo que permite mantener esas previsiones o, incluso, revisarlas a la baja. Es un indicio de que la debilidad del consumo empieza a hacer mella en las expectativas sobre los precios, una de las condiciones de la deflación.

El argumento de que la caída de los precios tendrá una duración limitada se apoya en el ciclo del petróleo. Y se refuerza con que, en una zona de moneda única, como la que rige para los 16 países europeos, las tasas negativas no pueden durar mucho si se dan sólo en un país. La diferencia de precios daría ventaja a sus exportaciones, lo que reanimaría la economía, el consumo y, en última instancia, la inflación. España encadena seis meses con un índice de precios de consumo inferior al de la zona euro. Y era la única gran economía con tasas negativas. Hasta este mes. Alemania informó ayer de que los precios caen un 0,1%. "Los riesgos de deflación en la zona euro son significativos", concede el Servicio de Estudios del BBVA.

Para el PP no hay dudas; el debate está zanjado. "España está sumida en una deflación muy peligrosa", afirmó su portavoz de Economía, Cristóbal Montoro.

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