Venta de maletas sin dueño

Apoyado en la pared, el regalo que nunca llegó. Un patinete y un casco con la cara de Spiderman en una caja sin abrir. Es parte del lote 3, uno de los nueve que Iberia subastará el 4 de junio. El precio de salida más bajo (hogar y bricolaje) es de 4.261 euros. El más alto, ropa nueva y usada, 15.430 euros. Son objetos perdidos en miles de viajes de cualquier compañía que llegan a los aeropuertos españoles. Aguardan nuevo dueño en un almacén. Con el dinero que obtiene, Iberia paga los gastos de almacenamiento. El resto se envía a Fomento.

Huele a polvo. En las estanterías se repiten dobladas camisetas, toallas, sábanas, zapatos y maletas vacías. Hay pequeñas sorpresas: una menorá -el candelabro judío de siete brazos- o un Cristo redentor a escala, como el de Río de Janeiro. Las chaquetas de caballero cuelgan de una cuerda sobre el perchero en el que asoma un traje de novia retro, ramo y velo incluidos. Botellas de licor barato (y caro) y equipos de música y carritos de bebé.

Entre estanterías de ropa y cajas, un traje de novia y un vaso de mate

Es el contenido de las maletas sin dueño, que esperan ocho meses antes de que las abran, por si alguien las reclama. Y aparece un dueño sin maleta. Un señor trajeado que protesta porque lleva seis meses buscando la Samsonite marrón que le perdieron de vuelta de Londres. Se empeña en que le bajen los palés con las maletas, para rebuscar la suya. "Pero esto son lotes...", le replican. "Si tengo que pujar por todo, pujaré, quiero mi maleta". Consiente en rebuscar con una linterna. Se marcha airado. Sin maleta.

"Mucho, mucho trabajo, aquí no me aburro". Durante tres meses, Elena Sánchez, de 53 años, ha doblado camisetas y contado gorras de 8.00 a 17.30. Es la responsable del almacén, con otros dos compañeros. "Una vez vi hasta una pierna ortopédica", revela. "Pero ya una está acostumbrada a cualquier cosa".