Los nuevos barrios ya tienen 'búhos'
Los usuarios aprovechan la ampliación de 10 líneas de los buses nocturnos
La plaza de Cibeles parece un hormiguero en la madrugada del domingo. Bajo la lluvia, cientos de personas rodean la fuente en búsqueda del autobús que les lleve a casa, o a seguir la fiesta. Es el primer fin de semana en que funcionan las 10 líneas ampliadas por la EMT el pasado lunes para llegar a los nuevos barrios, y las preguntas en el punto de información de la plaza se multiplican.
"La gente pregunta más, claro", explica una mujer tras la ventanilla mientras indica las cabeceras de las líneas a los más perdidos. "Pero es que llevaban mucho tiempo pidiendo nuevos autobuses...", cuenta alargando un mapa de los búhos a un grupo de jóvenes. "Por ejemplo, los de Las Tablas tenían que coger el 24, ir hasta plaza de Castilla, allí coger un taxi... Se quejaban mucho". El cambio en los búhos supone más de 57 nuevos kilómetros de la red, 142 nuevas paradas, 10 vehículos más entre semana y 16 adicionales los fines de semana.
"Antes me tocaba ir andando", se consuela Germán en la N24
Son pocos los que se suben sin preguntar hasta dónde llegan ahora
En uno de esos autobuses va Germán, camino de Montecarmelo, a eso de las dos y cuarto de la madrugada del domingo. Es la línea N24, que tiene ocho kilómetros más de recorrido, con 22 nuevas paradas. "Menos mal que lo han ampliado", cuenta Germán de vuelta a casa. Antes cogía el mismo autobús hasta Tres Olivos y desde allí "tocaba ir andando". Algo más de 15 minutos de caminata. "Aquí, por la noche, no hay ni taxis ni nada", explica resignado, "es zona residencial y si no hay bus nocturno no hay alternativa". Germán ve cómo la treintena de pasajeros que le acompañaban va reduciéndose a medida que las calles por las que transita el autobús se ven más nuevas, más anchas y más vacías. "Deberían haberlo anunciado más en el barrio", se queja. "Yo, si no es por mi hermano, que me ha avisado, ni me entero".
La conductora del autobús sí cree que se ha informado lo suficiente a los pasajeros, aunque son pocos los que suben sin tener que preguntarle hasta dónde llega o qué paradas tiene.
Los que van un poco perdidos son los del grupo de Alberto, que se dirigen a la fiesta de otro amigo. "¿Así que hemos estrenado el búho?", preguntan entre risas, mientras intentan que la bolsa donde llevan unas botellas no se caiga en las curvas. "Pues qué suerte, si no hubiéramos tenido que pillar el coche". El grupo, que se ha montado en Herrera Oria, utiliza el búho "casi todas las noches" para volver a casa, pero sólo Elisa, la única chica, sabía que habían modificado las líneas. Han sido ampliadas 10, con una inversión que rondará el millón de euros anuales, si bien para este año sólo será necesaria la mitad, al comenzar a funcionar los nuevos autobuses en mayo.
Germán hace rato que se ha bajado y el autobús sigue recorrido por el nuevo barrio de Montecarmelo. No se ve ni un alma. Mientras el grupo de amigos se va preparando para "la fiesta súper rave". "Hemos llegado al final", les tiene que gritar la conductora en la parada de la avenida del Monasterio de Silo. "Buf... Pues aún nos queda un rato de andar", avisa Elisa a los colegas.
De vuelta al centro, la Cibeles continúa rodeada de coches, autobuses y noctámbulos bajo la lluvia. Si antes había 49 autobuses en días laborales y 114 durante los fines de semana, ahora son 59 entre semana y 130 los viernes y sábados. Pero las esperas se siguen haciendo largas. Que se lo cuenten a Fernando, un habitual de la línea N5, que también se ha ampliado hasta la Colonia Fin de Semana con 16 nuevas paradas. "No tenía ni idea", confiesa, "yo siempre lo cojo porque es una copa más que te puedes tomar ahorrando en el taxi". Se calcula que un millón de madrileños pueden llegar ahora a sus casas en autobús durante la noche, unas 400.000 personas más que hasta este fin de semana.
Son cerca de las 4.30 y el trasiego en la plaza no hace más que aumentar. Según datos de la EMT, la red de búhos atiende anualmente a cinco millones de viajeros. Un sábado normal, 40.000 personas utilizan de media este transporte, cifra que se duplica en fechas con actividades extraordinarias en la ciudad, como la Noche en Blanco. "Todo el mundo quiere que llegue hasta su casa, pero se hace difícil", cuenta un conductor a punto de partir con su autobús. Por delante, más de una hora de recorrido por la parte dormida de la ciudad.
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