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Proceso electoral del Madrid

"No consiento que me llamen 'friki"

Onieva renuncia a las elecciones del Madrid al día siguiente de presentar su candidatura

Diego Torres

Juan Onieva decidió ayer, un día después de presentar su candidatura, que no acudirá a las elecciones a la presidencia del Real Madrid. El motivo que alega para una medida tan drástica no es el aval, de 55 millones de euros. Asegura que tiene el de un banco británico y que lo demostrará el próximo lunes. El error, asegura, fue no controlar todos los detalles del acto de presentación y permitir que Fernando Martínez Blanco, que le acompañaba en calidad de aspirante a la vicepresidencia, se arrancara con una introducción desaforada. El discurso de Martínez Blanco resultó sofocante por el contenido y por la puesta en escena. El hombre sudaba, se tocaba la cara y se metía las manos en los bolsillos mientras la lengua se le iba desenrollando en una catarata incontenible a la que fueron arrojados Obama, Kennedy, un tal Williams y él mismo, superado por los acontecimientos. Mientras hablaba, ilustraba la exposición con diapositivas, una de ellas, una foto trucada en la que aparecía John F. Kennedy mostrando una mano con seis dedos. Onieva y el que sería el otro vicepresidente, Carlos González, clavaron la mirada en un punto fijo y permanecieron inmóviles y congestionados. En cinco minutos, sus esperanzas de presentar la batalla electoral a Florentino Pérez se desvanecieron. Tras ver los programas de televisión, oír las emisoras de radio y leer los periódicos, Onieva se convenció de que la única salida que le quedaba era la rendición incondicional.

Alega que su error fue no controlar todos los detalles en el acto del jueves
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"He decidido asumir la responsabilidad", dijo ayer Onieva, airado consigo mismo. "Lo que ocurrió ha sido por mi culpa. Fue horroroso. Fue un error. No puedo consentir que me llamen friki [del inglés freak, monstruoso o deforme] ni Kennedy de seis dedos, como han dicho en la prensa".

Durante años, Onieva soñó con participar en una campaña electoral en calidad de aspirante a la presidencia del Madrid. Tras ejercer de tesorero y vicepresidente del club entre 1995 y 2000, un periodo en el que el equipo ganó dos Copas de Europa, estaba convencido de que su experiencia y su elocuencia le brindaban un potencial suficientemente sólido para presentarse como alternativa al poderío de Pérez. Ayer, su decepción era evidente. El desmoronamiento de su empresa representa otra faceta de la crisis institucional de un club al que no le cuadran ni las elecciones, lastradas de antemano por el condicionante antidemocrático que exige a cada candidato acreditar 55 millones de euros.

"Fernando tenía que hacer una introducción breve, pero se metió en un jardín", dijo; "puede que parezca irrelevante, pero en el contexto de estas elecciones no lo es. Bastante complicado lo teníamos para empezar cometiendo un error así. Si hubiéramos seguido, este episodio habría supuesto una losa que no nos podríamos haber sacado de encima de ninguna forma. A lo mejor, en una campaña libre, la presión se habría podido soportar. Pero, sabiendo cómo será, los medios lo iban a utilizar ad nauseam. La gente que me acompañaba son profesionales liberales con familia, con padres, con hijos... No habrían podido soportar la presión".

El acto del jueves empezó mal desde que colgaron el cartel de la candidatura sobre el fondo de la sala reservada del hotel Hesperia, en Madrid. El telón negro no presagiaba nada bueno. Sobre todo, teniendo en cuenta que el color del club es el blanco. La elección de Martínez Blanco como maestro de ceremonias contrastó con el aire lóbrego de la sala. La audiencia esperaba la aparición de Onieva, pero, en su lugar, el que saltó a la palestra, dando zancadas cortas y nerviosas, fue un hombre de mediana edad, enjuto y peinado hacia atrás con esmero. Se puso ante el micrófono y se agitó como un pájaro zancudo. "Me llamo Fernando Martínez Blanco", dijo; "soy empresario y madridista de sangre. Me remontaré a 1971. Yo tenía nueve años y Bernabéu 70. El Madrid acababa de perder con el Chelsea y me fui a la cama llorando. Mi padre se me acercó y me dijo: 'Hay que tener esperanza'. Esperanza. Qué grande es esa palabra. Como dijo el poeta Williams: 'Nunca una noche venció un amanecer".

Martínez quiso hablar de Obama: "La afinidad de Barack Obama con el Madrid se remonta a la final de la 'Champions' del año 2000, cuando el Madrid jugó con equipación negra. Si ganamos las elecciones prometo que nombraremos a Obama socio de honor".

La buena voluntad de Martínez Blanco acabó en desastre. Dos horas después, el clima entre los futuros directivos, presentes en el acto, era propio de un funeral. Ayer, Martínez Blanco presentó su dimisión a Onieva. "Pero la pieza de caza no es él, sino yo", se lamentó Onieva; "habrían ido a por mí de todas formas".

Juan Onieva (a la izquierda) con Fernando Martínez Blanco en la presentación de su candidatura a la presidencia del Real Madrid.
Juan Onieva (a la izquierda) con Fernando Martínez Blanco en la presentación de su candidatura a la presidencia del Real Madrid.ULY MARTÍN

El estigma del monstruo

Hay palabras que arrasan. En las elecciones del Madrid, el término de moda en los medios de comunicación para designar a los adversarios de Florentino Pérez es el de friki,

monstruo. No hay candidatura que resista ese estigma. Se lo aplicaron a Eduardo García, un joven excéntrico que representa a una ONG, y su candidatura se fue al limbo. Ayer el fulminado fue Onieva. Para Onieva, abogado de estampa imponente, el calificativo, que no dejó de leer y de oír, le resultó insoportable: "¡Han dicho que somos frikis

!".

Onieva se vio salpicado por la exuberancia del discurso de su vicepresidente, Fernando Martínez Blanco, que, frente al laconismo y la voz metálica de Florentino Pérez, expuso sus ideas de un modo extraño. "Nosotros invertiremos la frase de Kennedy", dijo; "les diremos a los socios que no se pregunten qué pueden hacer por el Madrid; ¡les diremos que se pregunten qué puede hacer el Madrid por ellos!".

Cabe pensar que, ante la disyuntiva, muchos socios prefieran a Pérez, un hombre aparentemente gris que sólo promete 300 millones de euros.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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