Un escudo para la cultura
Expertos y políticos coinciden en pedir medidas para salvaguardar la propiedad intelectual y la creación
La cultura lleva en sus genes la creatividad, al parecer barita mágica para salir de esta crisis. Pero ese don debe ser protegido con urgencia. Ésa es la conclusión mayor de la segunda e intensa jornada del Congreso Internacional de Economía y Cultura que promueve la Cambra de Comerç de Barcelona y que finaliza hoy. Como la cultura, fue una sesión rica y plural.
- Operación rescate. "Hay que promover un plan de rescate del sector cultural, como se ha hecho con otros sectores económicos: mayor acceso al crédito a los creadores, congelación de la cuotas a la Seguridad Social... Quizá toca congelar la inversión en patrimonio", lanzó Florenci Guntín, secretario general de la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña. La ministra de Cultura española, Ángeles González-Sinde, se lo compró a medias: "La cultura, sobre todo en el proceso de creación, debe ser ayudada, pero la restauración del patrimonio es algo de vida o muerte: eso y la lengua es lo que nos distingue culturalmente". Jordi Martí, delegado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, pidió con urgencia "un paquete de medidas fiscales como ya han implantado otros países y una ley de patrocinio y mecenazgo".
- Copyright intelectual. "Aprovecharemos la presidencia de la UE en 2010 para agilizar la protección de la propiedad intelectual", afirmó la ministra, preocupada ante la posibilidad de que la piratería se extienda a otros sectores, tras ver sus efectos en la música y el cine. Porque no puede haber negocio sin intercambio de valor, "creer que la cultura que está en la Red es gratis es una actitud de ciudadanía adolescente", opinó José Manuel Gómez, director de Propiedad Intelectual del Grupo Prisa, que promueve una licencia única de derechos de autor para el espacio iberoamericano de cultura. "La ley de propiedad intelectual es urgente", sentenció el presidente de Planeta, José Manuel Lara Bosch.
- ¿Glocales? "El sector vive una globalización industrial, pero al consumir productos culturales nos volvemos localistas 100%; Larsson y Ruiz Zafón son excepciones", sorprendió Lara, aportando que el 70% de los libros que vende en 32 países son de cada zona. Abaratar la distribución para llegar "al máximo de gente lo máximo de barato" y vigilar el peligro de que se pierda la edición más cultural en la migración del mundo del libro de papel al digital son factores que vigilar. Martí abogó por las ciudades que generan "cultura más allá del mercado, entornos creativos, hubs", como llave para las oportunidades globales. "Hay que crear senderos culturales ante las autopistas uniformadoras", lanzó Frédéric Delcor, secretario del Ministerio de Cultura de la comunidad francófona de Bélgica.
- ¿Quién dijo clientes? "Olvídense del miedo: hay que experimentar, probar y buscar el feedback de un consumidor que ya interviene en el sistema productivo de la cultura, como los usuarios de videojuegos, que asesoran a las empresas", apuntó Florence Devouard, del consejo consultivo de Wikipedia Foundation. En cualquier caso, se trata de "difundir al máximo un evento y de abaratar y facilitar su búsqueda porque la cultura es un producto altamente arriesgado: pocos tienen un gran éxito", según el economista Víctor Fernández Blanco. Nadie es perfecto
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