El fiscal reprocha a cuatro 'mossos' acusados que se creyeran intocables
Los peritos se contradicen sobre los golpes al detenido
"Cuatro señores que en un momento de su vida olvidaron que pertenecían a un cuerpo o pensaron que con su uniforme estaban a salvo de cualquier acción de la justicia". Con esas palabras se refirió ayer el fiscal a los cuatro agentes de los Mossos d'Esquadra que han sido juzgados por la Audiencia de Barcelona por propinar una paliza a un detenido en la sala de cacheos de Les Corts, según unas imágenes difundidas hasta la saciedad que fueron grabadas por una cámara oculta. "Se creyeron por encima del bien y del mal", dijo también el fiscal en su informe ante el tribunal antes de que el caso quedara ayer visto para sentencia con una petición para cada uno de ellos de cinco años y nueve meses de cárcel por un delito de falsedad y otro contra la integridad moral.
La fiscalía pide casi seis años de cárcel para cada agente por la agresión
El fiscal insistió en que no se trataba de un juicio contra ese cuerpo policial, como se insinúa en ocasiones desde algunos sectores de los Mossos d'Esquadra cuando la justicia investiga algún caso de supuesto maltrato. Por eso defendió la instalación de cámaras en las comisarías que ha impulsado decididamente el consejero Joan Saura y que, según el fiscal, sirven para proteger tanto a los detenidos como a los agentes de supuestas denuncias falsas.
Los golpes que recibió Rubén Pérez en abril de 2007 para reducirlo fueron innecesarios y desproporcionados, insistió el fiscal, quien se mostró muy incisivo con los agentes durante el interrogatorio del pasado jueves. Los agentes se escudaron en que actuaron siguiendo un protocolo de actuación, pero el letrado de la acusación, Raúl Huertas, insistió en que ese documento data del 17 de mayo de 2007, semanas después de producirse la agresión.
"¿El protocolo dice que hay que darle una patada en el estómago para reducirlo y que hay que seguirlo golpeando cuando está esposado?", preguntó el fiscal a uno de los agentes. "Fueron golpes disuasorios", respondió. Sobre el objeto de los golpes, la sesión del juicio celebrada de ayer también reveló una curiosidad. Y es que el perito del Cuerpo Nacional de Policía que designó el juzgado de instrucción en su día aseguró que los golpes que recibió el detenido fueron "de distracción o amortiguación", porque el detenido propinó un manotazo a un agente. Por el contrario, el perito de Asuntos Internos de los Mossos sostuvo que no existió ningún ataque del joven, quien, según el relato de los policías les insultó y les agredió.
"Las imágenes son estéticamente feas, dan sensación de rechazo", admitió el abogado defensor, José María Fuster-Fabra, quien considera que sólo se produjeron "apariencias de golpes". En su opinión, "lo que todo el mundo quiere" es una sentencia condenatoria. Posiblemente por esa sensación, el perito de la policía intentó justificar a los Mossos, pero la presidenta del tribunal fue tajante al recordarle que eso no era su trabajo. "Si no, que ponga la sentencia el perito", añadió la juez Ana Ingelmo.
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