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Reportaje:

Presidenta Kirchner, fuera de 'la casa'

Una parodia de 'Gran Hermano' dispara las alarmas de los políticos argentinos

Soledad Gallego-Díaz

¡La presidenta está nominada! ¡La presidenta se salva y se queda otra semana en la casa! A seis semanas de las importantes elecciones legislativas del 28 de junio, en las que se juega el poder de los Kirchner, un programa de humor político está batiendo los récords de audiencia en Argentina: seis millones de telespectadores se enganchan los lunes y martes a Gran Cuñado, una parodia francamente divertida de Gran Hermano en el que los habitantes de la casa son los imitadores de los principales políticos del país, desde la presidenta, Cristina Fernández, hasta su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, sus aliados políticos y sus oponentes. Los jefes de campaña de los candidatos no ocultan que están más preocupados por este programa de televisión que por los resultados de los primeros sondeos electorales.

El programa preocupa más a los jefes de campaña que los sondeos

Las entrevistas y los debates políticos tienen una gran tradición en los diferentes canales de las televisiones argentinas. Pese a ello, nunca se ha producido un debate conjunto entre los candidatos a las elecciones presidenciales ni entre los jefes políticos de los distintos partidos en las elecciones legislativas. En esta ocasión, la oposición ha exigido a Néstor Kirchner, presidente del Partido Justicialista y primer candidato en la lista de la provincia de Buenos Aires, que acepte un debate televisado con los otros números uno de esa misma circunscripción. Néstor Kirchner, que, al igual que la presidenta, nunca ha participado en debates cara a cara, se mantiene en silencio y sus asesores afirman que la única forma de arrastrarle a un debate sería que los sondeos sobre su candidatura fueran realmente pesimistas. Kirchner es uno de los 19 personajes del Gran Cuñado. Le acompañan en la casa su amigo Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires; su enemigo, el vicepresidente Julio Cobos; sindicalistas como Hugo Moyano, y varios miembros del Gobierno, que son representados por actores "disfrazados", muy buenos imitadores. El director del programa es el showman más famoso de Argentina, Marcelo Tinelli, considerado como uno de los personajes mediáticos más poderosos del país. Tinelli lanzó una primera versión política de Gran Cuñado en 2001, pero entonces el personaje central era el ex presidente Fernando de la Rúa, objeto permanente de burla y chanza.

El hecho de que el programa haya renacido ahora, en plena euforia electoral, ha disparado las alarmas de todo el mundo y los jefes de campaña analizan, segundo a segundo, lo que ocurre en Gran Cuñado y la imagen, ganadora o perdedora, que transmiten sus patrocinados. El primero en protestar ha sido el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, pero no por su propio imitador, sino porque le parece muy mal que la presidenta de la República sea objeto de broma. El personaje de Cristina Fernández, el último que entró en la casa, tiene unos cambios de estado de ánimo que dejan a todo el mundo descolocado. Su marido, por el contrario, aparece como un personaje pillo, más bien simpático que autoritario. El más perjudicado, probablemente, sea el vicepresidente Julio Cobos, incapaz de tomar decisiones.

Prácticamente todos los políticos parodiados han reaccionado con sentido del humor, aunque quizás lo hagan más por miedo al poder de Tinelli y de sus guionistas que por auténtica capacidad de reírse de sí mismos. La mayor duda es saber cuántas semanas va a durar el programa y quiénes van a ir siendo expulsados por el voto de los telespectadores.

Cristina Fernández en <i>Gran Cuñado.</i>
Cristina Fernández en Gran Cuñado.
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