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Columna
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Enemigos íntimos

Juntos y revueltos. El PP y sus principales enemigos íntimos se hicieron ayer con la alcaldía de Benalmádena. El acuerdo incluye una amalgama de partidos que, cuando se reúnen, ríanse ustedes del camarote de los hermanos Marx. Son cuatro ediles del PP, otros cuatro del Grupo Independiente de Benalmádena, dos de Iniciativa Democrática por Benalmádena, uno del Movimiento por Benalmádena, una tránsfuga del Movimiento por Benalmádena y otro concejal que se fue del Grupo Independiente de Benalmádena. Ellos se criaron y el PP los juntó.

Tras la unión de los desunidos, el nuevo equipo de gobierno lo integran, entre otros, ediles del PP que están en el PP, concejales del PP que se fueron del PP cuando el PP decidió cambiar de candidato en las pasadas elecciones, un dirigente que no estaba en el PP y que se fue al PP para encabezar la candidatura del PP, una edil que se fue de su partido cuando el líder de su partido se fue al PP y otro edil que abandono su partido cuando sus compañeros se fueron al PP.

El nuevo alcalde del PP, Enrique Moya, era el primer teniente de alcalde de un partido enfrentado al PP al que el PP denunció por irregularidades ante los tribunales cuando este nuevo alcalde todavía no era del PP, sino que formaba parte del equipo de gobierno de un ex senador del PP (Enrique Bolín) que fue expulsado del PP y que estaba enfrentado al PP. El número dos del nuevo gobierno del PP de Benalmádena, Jesús Fortes, fue el presidente del PP que se fue cabreado del PP cuando el dirigente que no era del PP fichó por el PP para encabezar la candidatura del PP y ahora es alcalde del PP.

Para que el PP se hiciera con la alcaldía de Benalmádena ha sido determinante el apoyo de la concejala del Movimiento por Benalmádena (MpB), Carmen Romero, que hace unos meses fue denunciada por el PP por asegurar que el PP le estaba ofreciendo dinero para que abandonara el gobierno del PSOE y se fuera con el PP. Romero ya no estaba integrada en el MpB, ya que el cabeza de cartel de esta formación política abandonó el equipo de gobierno del PSOE y anunció que se pasaba al PP, pero llevándose las siglas del partido -las del suyo no las del PP-, ya que era su fundador. Carmen Romero, que se fue del MpB porque su jefe de filas anunció que se iba al PP, es ahora compañera de su anterior jefe de filas en el gobierno del PP.

El último de los 13 ediles que conforman la mayoría del PP, José Nieto, es un concejal no adscrito que se fue del Grupo Independiente de Benalmádena, el partido que estuvo enfrentado al PP y que ahora es socio de gobierno del PP. Una formación política de la que también se fue antes de las elecciones el ahora alcalde del PP con el objetivo de encabezar la candidatura del PP. Nieto se integra ahora en un gobierno donde está el compañero de su partido que se fue al PP, los compañeros del partido del que se fue él y los ediles de la lista del PP a la que él no se fue cuando sus antiguos compañeros de partido se afiliaron al PP.

El pacto ha provocado movimientos en la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, gobernada por Izquierda Unida y el PSOE. Para mantener el control de la institución, los socialistas intentaron cerrar un acuerdo con sus enemigos íntimos en Ojén, ofreciendo a los tres ediles del Partido Socialista de Ojén, que crearon este partido tras ser expulsados del PSOE, que volvieran al PSOE a cambio de que el PSOE echara a los concejales que fueron elegidos en las listas del PSOE. Para presionar a los concejales del PSOE de que aceptaran la propuesta, el propio PSOE les recordó a varios de ellos que eran cargos de confianza del PSOE en esta institución que quiere seguir controlando el PSOE.

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Si alguien creía que el esperpento del PP en Benalmádena era difícilmente superable, ahí está la iniciativa del PSOE para mantener la Mancomunidad.

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