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La fotografía poética de Manuel Vilariño aterriza en São Paulo

El museo MASP de São Paulo, uno de los más importantes de Latinoamérica, acoge desde el jueves una exposición sobre la obra del fotógrafo coruñés Manuel Vilariño, un artista que se ha consolidado en los últimos años como una de las figuras más importantes del arte gallego actual, por su constante presencia internacional. Su obra ya fue protagonista del pabellón español de la Bienal de Venecia de 2006. Terra en Trance presenta una selección de los trabajos del artista en la última década y pretende acercar al público brasileño la iconografía que caracteriza a la obra de Vilariño.

La muestra está organizada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y tras su paso por São Paulo se trasladará al museo MAC de Niterói de Río de Janeiro. Un problema personal de última hora impidió a Vilariño estar presente en la inauguración, pero en la jornada previa, los interesados en la obra del artista gallego pudieron asistir a un coloquio en el que el comisario de la exposición, Fernando Castro Flórez, el crítico gallego David Barro y el comisario brasileño Tadeu Chiarelli analizaron la obra de Vilariño desde distintas perspectivas.

Fernando Castro explicó, unos momentos antes de la inauguración, que la pieza fundamental de la muestra es Paraíso fragmentado, un gran políptico en el que aparecen distintos animales muertos que reposan sobre un lecho de especies de vivos colores. Esta pieza, que ya pudo verse en la Bienal de Venecia, resume buena parte de las preocupaciones estéticas y filosóficas que han caracterizado a la obra de Vilariño durante toda su trayectoria y especialmente en la última década.

El silencio, la muerte y el paso del tiempo son tres conceptos siempre presentes en la obra del artista coruñés, quien recoge en sus piezas la influencia de la tradición de los pintores españoles del Barroco que elevaron a una categoría especial el género del bodegón. Las velas, las calaveras, los pájaros muertos y los frutos en descomposición son elementos habituales en las naturalezas muertas de Vilariño, quien utiliza esos iconos para hablar sobre el tránsito de la vida a la muerte.

Más allá de su condición de fotógrafo, Vilariño actúa como poeta que construye su obra con imágenes poderosas, pero sutiles al mismo tiempo y que propone una estrategia de resistencia ante la ola de banalidad que caracteriza al mundo de hoy. Su obra tiene puntos de conexión con grandes artistas de todos los tiempos, como Caravaggio, Zurbarán o Gerhard Richter, pero las obras de Vilariño tienen una personalidad propia que va más allá de cualquier influencia.

Terra en Trance tiene muchas posibilidades de convertirse en una muestra muy visitada, por la calidad de la obra de Vilariño y por el atractivo que supone acercarse a un museo como el MASP. La ciudad es en estos días un hervidero artístico, ya que se está celebrando la feria de arte SP, una de las más importantes de Latinoamérica.

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