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Reportaje:

Vallecas fútbol club

Los vecinos se vuelcan con el Rayo, único equipo profesional representante deun barrio, que pelea por el ascenso y cuya sección femenina ha ganado la liga

La encuesta, a pie de calle y falta de rigor científico, deja una repuesta clara: "Es el equipo del barrio". Suena a perogrullada si se está preguntando por el Rayo a los vecinos de Vallecas, pero deja claro el sentimiento de pertenencia que el equipo despierta entre los aficionados. Un club, ahora en Segunda división, único en representar a un barrio en el fútbol profesional. Y que además puede presumir de que su sección femenina ha ganado la Superliga y la última Copa de la Reina.

"Desde el primer momento que llegas se ve que el barrio está a muerte con el Rayo", cuenta Pedro Martínez, el entrenador que ha conseguido los mayores logros del club con la sección femenina. "Aquí nos han traído tartas al entrenamiento, la gente te anima por la calle... Te hacen rayista al minuto". Ya lo decía el himno no oficial que el grupo Ska-P le dedicó en 1995 al equipo, "vamos Rayito, Vallecas está contigo", y que suena en el intermedio de los partidos. Como en el de ayer frente al Córdoba (5-0), en el que la afición no paró de animar a su equipo. Dirigidos desde el fondo por la peña Bukaneros, los gritos y cánticos de apoyo eran constantes.

Al ritmo de la peña los Bukaneros, los cánticos no cesan en los partidos
"Muchos son de otro equipo y del Rayo porque es el orgullo del barrio"

La marcha del equipo marca las conversaciones de los vecinos, para bien o para mal. "Se nota que cuando el Rayo funciona la gente está contenta y cuando pierde se cabrea", explica Paco, que regenta un quiosco de prensa cercano al estadio Teresa Rivero. Por él ha pasado parte de la historia del club, desde Camacho, que le entrenó en Primera y "que se llevaba siempre varios paquetes de caramelos para los partidos", al actual preparador Pepe Mel, "que vacila mucho".

"Este es un barrio humilde y el fútbol es una forma de codearse con las grandes ciudades de España", opina Dámaso Barroso, presidente de la Peña 2004. "Te da ratos buenos para quitarse de las preocupaciones y sirve para reivindicar Vallecas, que está muy olvidado". Puente de Vallecas, donde está situado el estadio, es, con 244.151 habitantes, el distrito de Madrid con más desempleados (17.879), según datos de enero del Ayuntamiento. "Tenemos en cuenta que éste es un barrio obrero, de clase media-baja", explica un portavoz del club, "por eso hacemos un esfuerzo para abaratar abonos y entradas".

Parece que las medidas funcionan, porque el Teresa Rivero, con capacidad para 15.000 aficionados, ha tenido esta temporada una afluencia media cercana a los 10.000 espectadores. En el Rayo se alegran sobre todo del rejuvenecimiento que ha sufrido la afición gracias a iniciativas como la Peña Chupete (para niños hasta 14 años) y el Fondo Joven para los menores de 18. También hacen promociones de entradas gratuitas o más baratas para los socios. Ayer estaban a 3 y 6 euros, unos precios que aseguran el lleno y la animación en el campo.

Los mayores, como José Pulido, de 85 años, rememoran "los partidos a las doce, cuando luego se almorzaba todos juntos en el campo". Pero en el club saben que el cambio de horario, en parte obligado por las teles, ha servido para renovar a la afición. "Hay días que no hay entradas", aseguran en el club. Se trata de los enfrentamientos directos con los otros equipos que, como el Rayo, todavía tienen posibilidades de subir a Primera. "Es una pelea que al principio no esperábamos", cuenta orgulloso Felipe Miñambres, el director deportivo. Con sólo dos años en el club, el ex futbolista también se sorprende de "la cercanía de la gente". Es "atípico, un club diferente".

"Muchos son de otro equipo, pero luego son del Rayo porque es el orgullo del barrio", explica Manuel Díaz, vocal de la peña El Pañuelo, creada en el año 1965. "Vallecas ha cambiado mucho en los últimos 15 o 16 años, y no siempre a mejor", dice, "antes te conocías, dejabas las casas abiertas... pero el Rayo es el que siempre nos ha dado alegrías". La última, el triunfo del equipo femenino, que ha logrado por primera vez la Superliga. "Tienen mucho mérito", afirma Manuel, "ahora les toca a los chicos subir a Primera".

Si lo consiguen, se celebrará por todo lo alto en la fuente de la Asamblea, "la fuente del Rayo". Construida en 1998, en 1999 ya sirvió para la fiesta del último ascenso a Primera. "Parece que la hicieron aposta", cuenta Manuel, "los otros equipos tenían su fuente y entonces el Rayo también". Allí festejaron las chicas la Superliga junto con muchos aficionados.

Campeonas con 800 euros

"Te tiene que gustar mucho el fútbol". Antes de fichar por el Rayo, Jade Boho perdía dos horas cada vez que tenía entrenamiento en Torrejón. "Ahora estoy cerquita de casa y he evolucionado mucho", dice contenta. Tanta evolución del equipo les ha llevado a ganar la pasada Copa de la Reina y la última Superliga.

"Ahora toca el doblete", asegura Marieta Pacheco, vallecana de 27 años, que no dudó en fichar por el Rayo. "El trato en el club y en el barrio es maravilloso". Está de acuerdo Pedro Martínez, el entrenador de las campeonas: "El club ha apostado mucho por el equipo y le hemos dado resultados". Cuando llegó al Rayo, hace cuatro años, compartía su sueldo con su ayudante. Ahora el cuerpo técnico es de cinco personas y un equipo campeón con siete internacionales. "Es un equipo joven pero muy compensado". Tiene siete jugadoras de fuera de Madrid, a las que el club paga el alojamiento en pisos compartidos. El Rayo también se hace cargo de las matrículas de las jugadoras que estudian. "Hay un buen ambiente de trabajo y no se olvida la formación", dice el míster.

Y nada de sueldos millonarios. La ficha más alta de la plantilla ronda los 800 euros, que algunas jugadoras completan entrenando a equipos inferiores. "Lo importante es la ilusión", opina Patricia Pacheco, "y más si es el equipo de tu barrio".

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