Un juez condena a un árbitro a seis años de cárcel por homicidio

Adrián García Barquín, de 23 años, llevaba unas copas de más en el cuerpo. El doble de lo permitido. Conducía a 150 kilómetros por hora en una zona limitada a 100 y adelantaba por la derecha. La temeridad al volante de este árbitro de fútbol de categorías inferiores provocó un accidente que mató a dos compañeros en diciembre de 2006. García, que apenas se hizo un rasguño, dejó abandonados los cuerpos sin dar la voz de alarma. Un juez de Santander le condenó ayer a seis años de cárcel por homicidio y lesiones imprudentes, conducción temeraria y omisión de socorro.

El vehículo en el que viajaba García con otros tres colegiados acabó en una marisma cercana a la autovía S-10. Los dos árbitros que murieron en el accidente, de 19 y 26 años, no llevaban puesto el cinturón de seguridad y salieron despedidos por las ventanillas traseras en una de las volteretas, según la investigación. El copiloto resultó herido y acabó desorientado en el suelo. Este colegiado no denunció al conductor.

Al lugar se acercó primero un hombre que había presenciado el accidente. Luego llegaron un bombero, la Guardia Civil y una ambulancia. García les mintió a todos. "Somos dos y estamos bien", les dijo. Un operario de conservación de carreteras encontró los cuerpos de los fallecidos por casualidad a la mañana siguiente. Las lesiones de las víctimas eran "incompatibles con la vida" en uno de los casos, pero en el otro había una "posibilidad de prestación de ayuda", según la sentencia, contra la que cabe apelación.

El currículum vial de García estaba plagado de sucesos. En sus dos años de experiencia al volante tuvo seis accidentes, según reconoció él mismo. No podrá volver a conducir en los próximos seis años y deberá indemnizar con 159.400 euros a los padres de las víctimas y al hermano de una de ellas.