Kringe pacta con el Consell un faraónico teatro en el puerto
A pesar de la difícil coyuntura económica, la Generalitat y el Ayuntamiento de Dénia (PP e independientes) no han dudado en lanzar un auténtico megaproyecto en plena bahía de la ciudad con la construcción de un teatro-auditorio cuyo perfil estético imita al palacio de congresos de Sidney. El futuro edificio, que se llamará La Nau, tendrá forma de barco a medio construir para subrayar la vinculación de la ciudad con el mar. Con una altura de 30 metros distribuida en seis pisos, contará con un anfiteatro cuyo escenario se alzará dentro del mar sobre la mismísima lamina de agua del puerto, y su capacidad total superará los 2.000 espectadores.
Para financiar este faraónico proyecto, el gobierno local no sólo se gastará de forma íntegra las ayudas que le corresponden por el Plan Confianza de Camps -unos 9 millones de euros-, sino que ha elevado su presupuesto hasta los 13 millones. Los cuatro restantes deberán ser sufragados por empresas privadas que, a cambio, podrán explotar en régimen de concesión los restaurantes -uno de ellos en el ático del edificio con magníficas vistas al Mediterráneo- y comercios también integrados en el complejo de ocio. Que en plena crisis haya empresas que se lancen a semejante aventura ya es harina de otro costal. El Consistorio y la Generalitat están convencidos de que es posible.
Referente arquitectónico
Dénia, que fue durante época islámica centro de poetas y científicos y contaba con una fabulosa biblioteca, carece ahora de las mínimas dotaciones culturales: no tiene cine y desde hace décadas tampoco teatro. Las numerosas entidades sociales y culturales que llevan años reivindicando un teatro temen que ahora este proyecto también naufrague por su ambición y por la necesidad de la aportación de capital privado. Hay precedentes: durante su anterior mandato en 2000, el PP ya intentó otra fabulosa zona de ocio nada más y nada menos que en una de las laderas del castillo. Avalado por Eduardo Zaplana, resultó un fiasco.
Sin embargo, la alcaldesa de Dénia, la popular Ana Kringe, asegura que el actual proyecto "da respuesta a una demanda histórica de la ciudad, será un impulso para el turismo y la cultura y contribuirá a desestacionalizar la oferta turística". Kringe también asegura que ayudará a renovar la fachada marítima de la ciudad, "dotándola de un referente arquitectónico".
Pero este aspecto también despierta dudas debido al impacto que puede ocasionarse en uno de los entornos más sensibles de la ciudad, la zona portuaria ubicada junto a la emblemática franja marítima de Les Rotes.
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