Puntualización
Debo protestar de la forma más enérgica por la reproducción y difusión pública de la primera hoja fotocopiada de una carta mía, dirigida al general Bretón y publicada en la página 14 en EL PAÍS del día 20 de abril.
Estaba yo este día en Bogotá, tratando temas relacionados con el largo conflicto que vive aquel querido país hermano. Cuando regresé, mi primera llamada fue para el propio general Bretón, a quien profeso una larga y reconocida amistad. Ésta nunca exime el plantear lealmente puntos de vista y críticas, máxime cuando al final de la tercera hoja le pido me excuse y responda, por si en algún juicio estoy equivocado. Me confirmó lo que sospechaba: la filtración procede del propio ministerio en los tiempos en que él era jefe del Gabinete del ministro.
Debo decirlo: la carta personal, manuscrita, sin membrete oficial -entiendo- sólo nos pertenece a los dos, al amparo de lo que señala el artículo 18.3 de nuestra Constitución, que garantiza el secreto de las comunicaciones "en especial las postales". Además de ofrecer una versión parcial de lo que escribí, el periódico data la carta el 13 de junio de 2004, cuando fue escrita -y así puede verse en la reproducción- un mes después, el 13 de julio del mismo año. La diferencia estriba en que cuando la escribí llevaba un mes en la situación de reserva en Menorca y no era Jefe de Estado Mayor, como podría deducirse de lo afirmado erróneamente por el periódico.
Quisiera creer que no se trata de una manipulación con ánimo de injerir en un juicio que conduce meticulosamente la Audiencia Nacional y centrado en hechos acaecidos entre el 26 y el 29 de mayo de 2003, cuando yo doy mi opinión algo más de un año después.
