Carla Bruni se salta la reverencia
La primera dama acapara la atención en la visita de Sarkozy
Forman un buen tándem. Nicolas Sarkozy se ocupa del peso político y Carla Bruni, del mediático. A él no le importa que ella le robe los objetivos de las cámaras; es más, le sigue el juego. Bruni vive en una permanente pasarela, no sólo dedicada a la moda, que también, sino a conquistar el mundo con su porte elegante pero poco natural.
Sarkozy le sigue el juego. Lo hizo cuando, orgulloso, presentó a su esposa a los Reyes y ella se saltó el protocolo y la reverencia. Y lo hizo cuando la Guardia Real desfilaba ante ellos en el palacio de El Pardo y se cogieron de la mano. Para su primera aparición pública en España, la primera dama francesa eligió un traje negro con un bolero blanco de Azzedine Alaia. Y la gran novedad: se subió a unos tacones, eso sí, sólo de cinco centímetros, para acercarse a la altura de la familia real y no hacer de menos a su marido.
Pero el momento más esperado en esta competición de Carla Bruni por ganarse el trono de las damas llegó ante las escaleras del palacio de la Zarzuela, cuando los Sarkozy conocieron a los príncipes de Asturias. Doña Letizia y Carla hicieron estallar los flashes, y ellas, conocedoras de la situación, se dejaron fotografiar ante la mirada picarona de don Juan Carlos y las sonrisas de la Reina y don Felipe.
Tras el almuerzo, los Reyes hicieron de cicerones a sus invitados en el Museo del Prado. Bruni iba con un traje azul de seda, como en el almuerzo, esta vez firmado por Dior. De allí a la embajada francesa y luego a la cena de gala en el Palacio Real, donde ampliaron la mesa para poder sumar 140 comensales. En el salón del trono, Bruni parecía una reina de diseño. Sarkozy destacó en público que no sabía que "una italiana convertida en francesa" podría representar tan bien a Francia en Madrid.
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