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Crónica:Gran Premio de Japón
Crónica
Texto informativo con interpretación

El método Lorenzo

Gracias a su habilidad y a la experiencia del equipo, el mallorquín gana y lidera el Mundial

Oriol Puigdemont

En la mayoría de disciplinas deportivas relacionadas con el motor, los ingenieros o mecánicos emplean una hoja de ruta a la hora de afrontar las carreras. Evidentemente, eso también ocurre en MotoGP. Cada circuito posee unas características que lo hacen único. Desde esta temporada, el fin de semana de gran premio arranca el viernes por la tarde con la primera sesión de ensayos libres. Para enfrentarse a este punto de partida, la división técnica de cada escudería recupera las referencias que ha almacenado de temporadas anteriores y de jornadas de entrenamiento previas, en el caso de que se hayan realizado. Más allá de la evidente habilidad que posee para rodar a toda mecha subido a una moto, Jorge Lorenzo le debe a este procedimiento al menos la mitad de la victoria que se apuntó en el circuito de Motegi (Japón). Además de colocarse al frente de la tabla de puntos, el triunfo tiene un componente simbólico muy a tener en cuenta porque, para conseguirlo, Lorenzo tuvo que pasar por encima de Valentino Rossi (segundo) y de Dani Pedrosa (tercero). La trascendencia es aún mayor si se atiende a que al mallorquín le han bastado sólo dos carreras para adaptarse a las particularidades de los neumáticos Bridgestone. Él ha ganado a la segunda mientras que el año pasado, Rossi lo hizo a la cuarta, en China.

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Pero Lorenzo no habría podido rodar tan suelto como lo hizo; no habría podido adelantar a Pedrosa sin apenas inmutarse (tercera vuelta); ni colocarse en paralelo a Rossi, frenar más tarde que él, superarlo por el interior y salir zumbando al mando del pelotón (en la décima), sin las referencias que tenía almacenadas Ramón Forcada, su jefe de mecánicos, y el resto del equipo. Sobre todo porque el fin de semana fue de locos.

El entrenamiento del viernes se disputó con el asfalto seco pero frío. El sábado, una tormenta sólo permitió rodar por la mañana (se suspendió la clasificatoria) y bajo una cortina de agua. Y el warm up (calentamiento), también con lluvia, no sirvió de nada porque la carrera se disputó con el asfalto seco y bajo un sol radiante. Con ese panorama, el equipo de Lorenzo optó por recuperar la configuración de la moto que tan bien le había ido el viernes, cuando terminó con el tercer mejor tiempo.

"En un fin de semana como este", reconoció Lorenzo, "lo mejor es no pensar demasiado en cómo van a salir las cosas, porque, con tantos factores cambiantes, si lo analizas todo puedes acabar muy nervioso. Me resulta difícil porque soy muy analítico, pero esta vez lo he conseguido y todo ha salido bien". Quienes sí tuvieron que darle alguna vuelta de más a la configuración de la Yamaha fueron sus mecánicos. "Ante un panorama así, tienes que recuperar las referencias anteriores. Las de los entrenamientos pero también las de temporadas pasadas, aunque sean de otras motos. Porque los circuitos son los mismos, no cambian. Por ejemplo, aquí, en Japón, necesitas hacer una moto que entre fácil en las curvas", reconoce Forcada. En este caso, como en el primer ensayo todo había salido bien, el modelo a imitar era evidente. "Para la carrera cogimos la moto del viernes y prácticamente no tocamos nada. La moto estaba hecha. Lo normal es arriesgar con la configuración cuando estás en el fango, porque no tienes nada que perder, pero no cuando vas bien", conviene Forcada. "Lo que ocurre", tercia Javier Ullate, mecánico de Lorenzo, "es que si el piloto no está seguro de sí mismo y confiado, la moto que le puedas hacer no vale para nada. Y Jorge estaba muy fuerte", desvela el técnico catalán.

Lorenzo aguantó los embates del mismísimo Rossi y de un sorprendente Dani Pedrosa, que firmó un tercer puesto que sabe a triunfo. Ni él mismo se podía creer que había terminado en el podio. Han sido muchos meses de angustia por una lesión que parecía eterna. Hace dos semanas, en la carrera de Qatar que abrió el curso, apenas podía colocarse encima de la moto. Circulaba en una posición incómoda porque no podía doblar su rodilla izquierda más de 150º. Su penosa condición física y la embestida que le propinó Alex de Angelis le condenaron a las catacumbas de la clasificación (terminó el undécimo).

Pero en sólo quince días, la metamorfosis de Pedrosa ha sido tremenda. Los ejercicios de recuperación que ha llevado a cabo en la piscina le han permitido ganar diez grados más de flexión, y eso ha supuesto una mejora importante a la hora de acomodarse encima de la moto. La carrera de Motegi coloca al catalán y a su moto en una nueva dimensión, un poco más cerca de las Yamaha y de la Ducati de Stoner, que fue cuarto. "Cuando me he dado cuenta de dónde estaba, no me lo podía creer. Y menos aún a medida que han ido pasando las vueltas y he comprobado que podía seguir el ritmo de los más rápidos", declaró el tricampeón del mundo, que sin embargo no se mostró demasiado optimista con el rendimiento que su máquina puede llegar a ofrecer.

Lorenzo toma una curva por delante de Rossi. Tras ellos, Pedrosa y Dovizioso.
Lorenzo toma una curva por delante de Rossi. Tras ellos, Pedrosa y Dovizioso.AFP

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