Hitos arquitectónicos lastrados por la crisis
La recesión dificulta la viabilidad de obras faraónicas proyectadas en los años de bonanza económica
Tres lustros después de la puesta en marcha de grandes proyectos urbanísticos y del diseño y construcción de grandes hitos arquitectónicos, la Comunidad Valenciana se ha quedado a medio camino de los ambiciosos objetivos que se propusieron dirigentes políticos y agentes sociales: transformar el tejido productivo, impulsar un nuevo urbanismo y dotar al territorio valenciano de una imagen de modernidad.
La mayoría de los grandes hitos arquitectónicos y urbanísticos han estado impulsados por la Generalitat, aunque también ha participado en ellos el sector privado, con la cobertura de los principales responsables políticos. La crisis económica ha puesto ahora en evidencia las dificultades para mantener obras faraónicas, proyectadas en años de bonanza económica, en las que no se reparaba en gastos y se trataba de llegar más lejos, más fuerte y más alto.
Las obras del nuevo Mestalla costarán entre 225 y 240 millones de euros
La Ciudad de las Artes propició un gasto turístico de 200 millones
El Consell justificó en la crisis la paralización de Mundo Ilusión
Las Ciudades de las Lenguas, la Música y la Euforia sólo existen sobre papel
El centro de congresos de Alicante se proyectó hace diez años
La Ciudad de la Luz ha supuesto un impacto económico de 93,3 millones
El Consell que preside Francisco Camps -que aceleró la política de grandes eventos y el impulso de elefantiásicos hitos arquitectónicos heredada de Eduardo Zaplana- justifica la bondad de estas apuestas. De muestra un botón. Los grandes acontecimientos deportivos, según cálculos del Consell, han dejado en estos últimos años 8.000 millones de euros y crearon 235.000 empleos, de los cuales casi un tercio correspondieron a la Copa del América.
Otro botón. El complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, según el Instituto Valenciano de Investigaciones Estadísticas, ha hecho crecer la renta regional en 1.200 millones de euros y propició en 2007 un gasto turístico de algo más de 200 millones. En la otra cara de la moneda está el coste del complejo, que superará los 1.300 millones de euros, y que obliga a unos costes de mantenimientos en ocasiones desorbitados -el Palau de les Arts cuesta cuatro millones de euros anuales de mantener-. Ahora, con la crisis económica, la viabilidad de las grandes obras faraónicas se ha agravado enormemente y un buen número de grandes proyectos urbanísticos han quedado en barbecho.
En la ciudad de Valencia uno de los ejemplos más visibles es el del nuevo estadio de Mestalla. Se erige, monumental, y a medio construir, en la avenida de las Cortes Valencianas. El Valencia CF lleva invertidos ya en él unos 65 millones relativos a la obra y otros más de 30 que pagó por las parcelas que cedió al Ayuntamiento a cambio de ese solar -aún debe pagarle los 17 millones en efectivo que restan por la permuta-. La mala gestión y la crisis actual obligaron al club hace dos meses a paralizar las obras, pero éstas tendrían que retomarse en breve. "Sin ese estadio no se puede financiar la deuda", manifiestan fuentes del club. Es, a la vez, problema y solución. Por un lado, su coste está presupuestado entre los 225 y los 240 millones. Por otro, se espera que se convierta en una importante fuente de ingresos para la entidad. Generaría, calculan, un aumento de los ingresos anuales por encima de los 40, 50, o incluso 60 millones.
Pero los plazos ya no son una urgencia. El club había solicitado, instado en parte por el deseo de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ser la sede de la final de la Liga de Campeones de 2011. Pero ese privilegio lo tendrá el estadio de Wembley.
En el complejo de la Ciudad de las Ciencias de Valencia está todavía en fase de construcción el edificio del Ágora, diseñado por Santiago Calatrava, y que tenía que haber sido el escenario de la entrega de la jarra de las 100 guineas al vencedor de la Copa del América en el verano de 2007. Ahora se espera abrir el nuevo hito arquitectónico en los próximos meses con un partido del Open 500 de tenis en un escenario cuyo coste superará los 10 millones de euros.
En este mismo complejo, los tres rascacielos diseñados por Calatrava en un masterplan de cuatro edificios que presentó el presidente de la Generalitat duermen el suelo de los justos. Ningún empresario ha tenido el interés suficiente como para abordar una iniciativa de estas características. Sí lo han hecho la Universidad de Berkeley y la Sociedad General de Autorres (SGAE) para impulsar la Torre de la Música -un complejo educativo y comercial relacionado con la música- que estaba previsto que funcione en 2010 si la crisis no le obliga a revisar sus plazos.
En Alicante ciudad, donde la concreción de grandes proyectos se eterniza, el complejo cinematográfico Ciudad de la Luz y la salida de la Volvo Ocean Race forman parte de los eventos o infraestructuras que han logrado marcar un antes y un después. El primer proyecto en orden cronológico es la Ciudad de la Luz, los estudios que la Generalitat puso en marcha en 2005 con una inversión pública de 200 millones y en los que se han rodado 31 producciones. La Generalitat evita detallar cuánto ha pagado a las productoras que ruedan en los platós alicantinos (anunció, por ejemplo, 4,5 millones en 2007 para que Roman Polanski rodara Pompeya), aunque sí destaca los grandes beneficios de la infraestructura. La Ciudad de la Luz ha supuesto un impacto económico de 93,3 millones en la Comunidad Valenciana, contratos con 1.442 empresas, 1.627 contrataciones y 118.976 pernoctaciones hoteleras, según el Consell.
El segundo proyecto que se ha dejado sentir en Alicante ha sido la salida de la Volvo Ocean Race, en octubre de 2008. La competición aceleró distintas obras ya previstas, como la ampliación de la avenida de Dénia (aún por concluir), una pasarela peatonal, la remodelación del acceso norte al puerto o la creación de un village en la antigua estación de Orán. La organización del evento precisó de una inversión de 20 millones que se cubrieron con las aportaciones de los patrocinadores privados facilitadas a través de las desgravaciones previstas por el Gobierno. La organización de la regata estimó en 88 millones el impacto económico en la ciudad. A nivel de calle, los empresarios de las zonas más próximas al puerto, detectaron el aumento de clientes sobre todo durante las dos semanas en las que se concentraron las actividades previas a la salida.
El centro de congresos es el proyecto más emblemático, y hasta ahora frustrado- del gobierno del PP en Alicante. La dotación, vieja aspiración del ex alcalde Luis Díaz Alperi, acumula retraso sobre retraso, al mismo ritmo que se han presentado maquetas sobre la deseada obra y desechado emplazamientos. Las obras de urbanización no han comenzado cinco años después. El último anuncio sobre el inicio del proyecto también se ha incumplido. En 2008, el consejero de Economía, Gerardo Camps, cifró en 50 millones de euros las obras del centro de congresos y dijo que comenzarían en el primer trimestre de este año. En el lugar no se ve ni una simple excavadora.
En Castellón, los proyectos llegaron más tarde que al resto del territorio, con lo que la crisis los ha alcanzado cuando sólo existen sobre el papel o, como máximo, en maqueta. Los edificios encargados a Gehry y a Calatrava, el parque temático de Mundo Ilusión, las Ciudades de las Lenguas, de la Música, de la Euforia, fueron algunas de las promesas del PP para la provincia que, de momento, sólo han generado gastos.
En el caso del edificio que la Generalitat ha encargado a Frank Gehry para albergar la sede de la Universidad Internacional Valenciana, la anulación del programa urbanístico en el que había de situarse ha supuesto la mejor excusa para la Administración autonómica, que se ha encontrado con los interminables plazos de los recursos judiciales como justificación para la paralización de la iniciativa. Sin plazo y sin presupuesto, se mantiene como promesa.
Calatrava presentó, en mayo de 2008, la maqueta para un centro de convenciones en la capital de La Plana. Si entonces el Gobierno valenciano no quiso dar ni plazos ni coste estimado, ahora, un año después y en plena crisis, el proyecto se mantiene en un absoluto impasse pese a que el presupuesto autonómico para este año incluía una asignación de 2,5 millones de euros.
La "sinceridad" del vicepresidente del Consell, Vicente Rambla, abrumó al admitir públicamente la anunciada muerte de Mundo Ilusión, un parque temático que debía impulsar la Generalitat y que por la situación económica ha quedado, de momento, en suspenso. El proyecto sirvió como justificación para admitir una macrourbanización de más de 18 millones de metros cuadrados que está pendiente de aprobación y para la que el Consell no ve ninguna pega pese a la desactivación de la sociedad que impulsaba un parque que no ha logrado el interés de ningún inversor. Aunque nunca se aportaron cifras de inversión, el vicepresidente económico, Gerardo Camps, dijo que se invertiría tanto como en Terra Mítica.
De las ciudades de las Lenguas, de la Música y de la Euforia apenas se han aportado datos más allá de grandilocuentes presentaciones y sueldos que, mensualmente, cobran quienes supuestamente tienen como tarea gestionar los proyectos. En el PP aún está por definir la temática de la Ciudad de la Euforia, anunciada hace un lustro. Benicàssim tiene prometida la Ciudad de la Música desde 2006. Francisco Camps cifró la inversión en 30 millones de euros. Las cuentas de la Generalitat incluyen, para este año, algo más de 700.000 pero, de momento, el Consell sólo ha reiterado su voluntad de seguir adelante con la iniciativa.
Éstos y otros proyectos de inversión privada eran los que justificaban la creación y puesta en marcha de un aeropuerto en la provincia. Varios empresarios asumieron el coste de la ejecución de la obra en un contrato que también les otorga la explotación de la infraestructura, de la que la Generalitat sí tendrá que responder en el caso de que no se cumplan las previsiones de viajeros.
Esta información ha sido elaborada por María Fabra, Santiago Navarro, Nadia Tronchoni, Joaquín Ferrandis y Rosa Biot.
Proyectos en apuros
- Terra Mítica. El primer hito urbanístico del Consell del PP. Diez años después de abrir al público, el parque de Benidorm hace aguas. Proyectado para dinamizar el turismo, encara su décima temporada sumido en las deudas y lastrado por un sobrecoste de 117 millones en la construcción.
- Ciudad de la Música. Francisco Camps presentó en septiembre de 2006 el proyecto para Benicàssim y anunció una inversión de 30 millones de euros. La obra aún no está iniciada.
- Ciudad de las Lenguas. Desde 2005 el exalcalde de Castellón José Luis Gimeno cobra mensualmente por gestionar un proyecto que sigue en barbecho. La Generalitat ha anunciado 100.000 euros más, aunque no ha concretado para qué.
- Centro de Congresos de Alicante. Se proyectó hace más de 10 años como reclamo para relanzar el sector hotelero y de servicios de Alicante. Después de que los tribunales obligaran al Ayuntamiento a renunciar a ubicarlo en la ladera del Benacantil, se optó por el barrio de la Sangueta. Presupuestado en 50 millones de euros que aportará la Generalitat, las obras no han comenzado, tras varios anuncios frustrados de colocación de la primera piedra.
- Mundo Ilusión. Después de 10 años encargando y pagando estudios de viabilidad, la Generalitat ha anunciado la suspensión del proyecto ante la situación de crisis, la nula intención de invertir dinero público en el parque y la falta de interés de los empresarios.
- Nuevo Mestalla. Presupuestado en cerca de 240 millones, las obras del nuevo estadio del Valencia CF, en las que se han gastado ya 65 millones, están paradas desde hace dos meses por la crisis y la mala gestión.
- Ciudad de las Artes y las Ciencias. En el complejo diseñado por Santiago Calatrava está pendiente de rematar el Palacio de las Artes (en el que se han gastado más de 330 millones) y concluir el Ágora (más de 10 millones). El masterplan con tres rascacielos sigue a la espera de inversor privado.
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