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Cosa de dos
Columna
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Reciclaje

Walt Disney lo consiguió. Pero el juego del reciclaje no siempre funciona. En realidad, funciona en muy pocas ocasiones. La vieja factoría Disney nos coló varias veces las mismas escenas, exactamente las mismas, sólo que con distintos protagonistas. Para las películas animadas se utiliza el "rotoscopio", un mecanismo que permite tomar una filmación de personajes reales y "calcarla" en dibujos. Reutilizar la filmación en el "rotoscopio" reduce costes: en la película Robin Hood (1973), por ejemplo, Marian hace los mismos movimientos que la Blancanieves de 1937; el Mowgli de El libro de la selva (1967) juega con el oso Baloo igual como lo hacía con su perro el joven Arturo de La espada en la roca (1963); etcétera.

A otras factorías les ha ido menos bien. A la incipiente de Pablo Motos, por ejemplo. Las mismas gansadas hiperactivas que a él le quedan graciosísimas en El hormiguero (Cuatro) han sido eso, una simple gansada, en Guerra de sesos, el concursito elaborado por la productora del propio Motos y presentado por Jesús Vázquez para tratar de darles un poco de aire a las alicaídas sobremesas de Telecinco.

Guerra de sesos desaparece como programa diario y, en principio, ocupará un rato del fin de semana. Jesús Vázquez, que dejó Supervivientes porque no se podía soportar tanto pluriempleo, acaba quedándose sólo con Operación Triunfo. Y, por lo visto ayer, en el programa-piloto de la primera temporada (una descorazonadora colección de castings, quizá aún más descorazonadora que las ofrecidas en horarios más piadosos los años anteriores), no sería raro que asistiéramos a una demostración televisiva de lo fácil que puede ser, en estos tiempos, el tránsito del pluriempleo al puto paro.

Tampoco ha sonado la flauta en la factoría de Javier Sardá. La tribu viene a ser unas Crónicas marcianas recalentadas y aderezadas con la morcilla de Mercedes Milá: indigestión prácticamente asegurada.

Insisto, no conviene colarle refritos al público porque a veces se da cuenta. Si yo fuera Rajoy, evitaría las conmemoraciones fotográficas de los Gobiernos de Aznar; más que nada, porque si se habla de Aznar y de foto, acaba uno pensando en las Azores. ¿Verdad que el PSOE procura evitar que se recuerden aquellas fotos tan emotivas de apoyo a los condenados por los GAL? Pues eso. Del pasado, lo justo. Y aún sobra.

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