La Casa Blanca anula el 'efecto Chávez'
Uno de los posibles éxitos de esta cumbre ha sido el de anular el efecto Chávez. El presidente de Venezuela ha venido siendo el protagonista de todas y cuantas reuniones internacionales ha participado desde que está en el poder. Su extravagancia y dotes escénicas no sólo lograban la atención prioritaria de los medios de comunicación sino que servían para minar el sistema multinacional de la región: las cumbres, la Organización de Estados Americanos, el Banco Interamericano de Desarrollo
Eso ha cambiado en Puerto España, quizá para siempre. La presencia de una estrella nueva y más rutilante ha eliminado o, al menos, reducido el factor distorsionador que suele representar Hugo Chávez. Tuvo su minuto de gloria, por supuesto, cuando se levantó de su asiento y se acercó al de Barack Obama para regalarle el libro Las venas abiertas de América Latina. Pero, fuera de eso, su protagonismo ha estado reducido a algunos gestos de reconciliación con el presidente estadounidense y a algunas ausencias.
Chávez llegó a Trinidad y Tobago como gran valedor de la causa de Cuba y con el éxito de haber sumado al pequeño país de San Vicente y las Granadinas a su ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas). Pero sale de aquí algo debilitado en ambas funciones, tanto en su pretendido papel de nuevo Fidel Castro como en el de líder continental alternativo. Su alianza continúa y quizá continúe durante algún tiempo más, hasta que el equilibrio de fuerzas en el continente se reacomode más claramente. Pero si Chávez se ve forzado por la popularidad de Obama a aproximarse a Washington, sus actuales socios no se van a quedar atrás.
En cuanto a su papel en Cuba, está, obviamente, reñido con la posibilidad de un diálogo entre Washington y La Habana. Si Raúl Castro decide hablar con Barack Obama, va a querer hacerlo sin Chávez de por medio.
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