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En suelo español, 18 años después y sin rastro del dinero

Pepe el del Popular, fugitivo desde 1991, regresa tras prescribir su estafa

Juan Diego Quesada

Con las mejillas sonrosadas y un ligero acento mexicano, Pepe el del Popular llegó ayer al aeropuerto de Barajas en un vuelo procedente de México, donde ha permanecido escondido bajo otra identidad durante 18 años. José Pérez Díaz, acusado de urdir una estafa por valor de 36 millones de euros cuando trabajaba en una sucursal del Banco Popular en Santander, no paró de repetir nada más aterrizar que estaba "muy tranquilo". "No me llevé el dinero", proclamó.

En la misma terminal le esperaba su abogado, Juan Carlos Fernández, con gabardina y sombrero. El letrado aseguró que su defendido no ha llevado una vida frívola durante estos años: "Ha trabajado duro y vivía de forma austera". Por allí también andaba la tía de Pérez, Teresa Díaz, emocionada: "Es un santo. Sabía que estaba vivo", dijo entre lágrimas.

Pérez estará aislado en un hotel para grabar una entrevista con una televisión

Rodeado de periodistas, Pepe el del Popular explicó que viajará cuanto antes a Asturias para ver a su padre, nonagenario, pero que antes parará en Madrid "para arreglar unos papeles". La realidad, según confirman personas próximas a él, es que se ha quedado en la capital para grabar una entrevista en exclusiva con una televisión y permanecerá por ello aislado estos días en un hotel.

A principios de los noventa, José Pérez se valió de su puesto como director de la sucursal número 1 del Banco Popular en Santander para cometer la supuesta estafa. Seleccionó a unos 300 clientes y les ofreció remuneraciones superiores al 12%. El dinero lo ingresó, al parecer, en cuentas corrientes o depósitos, pero nunca lo pasó a la contabilidad oficial del banco. Una inspección rutinaria de la entidad descubrió el desfalco y Pepe, al verse atrapado, decidió huir y convertirse en uno de los prófugos más buscados.

La última vez que se le había visto fue el 5 de marzo de 1991, en el velatorio por la muerte de un empleado de la sucursal. Junto a este compañero había reducido dos años antes a un atracador que intentó asaltar la oficina con una escopeta recortada.

A partir de ahí ni rastro durante dos décadas. Hasta el pasado 23 de marzo, cuando Pepe el del Popular fue detenido tras acudir a la embajada de EE UU a pedir un visado: sus huellas coincidían con las de un fugitivo.

Pepe el del Popular permaneció recluido en el penal Ignacio Allende, en el puerto de Veracruz, y fue liberado después de que un juez de Santander declarase prescritos los delitos de apropiación indebida y falsedad documental que se le imputaban. Las autoridades migratorias mexicanas, no obstante, han decretado esta semana su expulsión del país.

Tomás Pereira, el abogado del banco, anunció a este periódico que ha recurrido la decisión del juez. Pereira entiende que se trató de una estafa con múltiples perjudicados (aunque el banco devolvió el dinero a los clientes) y que el caso no puede ser archivado.

En Tepoztlán, un pueblo del Estado de Morelos célebre por sus helados de sabores extravagantes, Pepe mantuvo su fama de tipo emprendedor. Judith Ortega, dueña de un restaurante y presidenta local del PRI, partido que gobernó México durante 70 años, se enamoró de él. Vivían en un chalé y él trabajaba como representante de una firma de construcción. La pareja tiene un hijo de 10 años llamado Roberto, nombre que Pepe el del Popular utilizó para crear su nueva identidad.

Pepe el del Popular (centro) y su abogado (derecha), en Barajas.
Pepe el del Popular (centro) y su abogado (derecha), en Barajas.L. SEVILLANO

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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