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Reportaje:

"La poesía es un salvavidas"

El escritor Álvaro Mutis clausura hoy en Córdoba el festival Cosmopoética

A Álvaro Mutis le gustan los ríos. "Me hablan", dice. Sus primeros versos de los que guarda memoria son alusivos a uno de esos cursos de agua. Los escribió en Colombia, en Coello, la finca familiar de café y caña de azúcar; un paisaje que es verdadero germen de toda su obra. Todavía hoy, Mutis (Bogotá, 1923) se queda embelesado mirando la corriente. Y en Córdoba, donde el poeta y novelista clausura hoy Cosmopoética, tampoco ha podido escapar al influjo del paso del Guadalquivir: "Me he pasado horas mirando el río", reconoce. Porque éste, también le cuenta cosas.

El escritor es un enamorado incondicional, no sólo del Guadalquivir, sino de Córdoba entera. "Lo he repetido muchísimo, pero es que no tengo otra manera de decirlo. Vivo Córdoba como un milagro, es una ciudad de tal belleza... Escribí un poema que se llama En una calle de Córdoba, que es toda mi impresión, toda mi visión de ella como ciudad y como presencia. Es una urbe llena de vida y su gente me atrae muchísimo, son muy especiales. Son andaluces, pero más centrados, están más alerta".

"Los cordobeses son andaluces, pero más centrados, están más alerta"
"Yo nunca le doy plazos a mis trabajos literarios"

De la capital, el ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras, en 1997, y del Cervantes, en 2001, conoce también su creciente importancia en el mundo de la poesía. "Sé que hay un vivero de creadores. Y me parece tan lógico, que no me sorprende. Claro que en una ciudad como esta, escribir poesía, hacer poesía, debe ser casi una reacción espontánea".

Y en un momento de crisis como el que se vive, que para muchos trasciende lo meramente económico, ¿tiene cabida, tiene sentido, un certamen centrado en la poesía? "Desde luego. Como tiene lógica, cuando caes al agua, que te lanzan un salvavidas. La poesía es un salvavidas, es el volverse a encontrar, y es el saber dónde estamos y qué somos", subraya. "Y volviendo a Córdoba, es muy de esta ciudad el haber creado algo como Cosmopoética. Es típico de ella, una ciudad que quiere salvarse de este horror del mundo presente, entregado por entero a Internet y a las cosas automáticas; a la electrónica. En eso se ha convertido la vida de la gente en el mundo".

A Álvaro Mutis le gustan los ríos, pero detesta los ordenadores. "Nunca he tocado una computadora. Las he visto en las mesas de mis amigos y mi nieto tiene una. Yo no quiero saber de eso nada, no me interesa, no quiero. No es ni miedo ni recelo, es ajenidad, es algo que me es extraño. Yo no concibo pensar con un instrumento de esos". Ni pensar ni escribir. Mutis es fiel a su máquina de escribir eléctrica, con la que trabaja desde hace más de 30 años. "Creo que el hombre terminará siempre plasmando, en una hoja de papel, las cosas que piensa, que vive, que quiere que queden como testimonio de su paso por el mundo. Que ese testimonio esté en máquinas automáticas es como si estuviera muerto".

Y es en esas mismas hojas de papel, donde el colombiano sigue trabajando en su próximo libro de poemas, el primero que publicará desde que apareciese Un homenaje y siete nocturnos, en 1987. Más de dos décadas sin sacar a la luz una nueva obra poética. "Yo nunca le doy plazos a mis trabajos literarios. Dejo que vayan saliendo naturalmente, cuando yo siento que llegó el momento. Es algo muy personal, muy íntimo. Y ello le da al poema que estoy escribiendo y trabajando toda la oportunidad de que no salga lleno de cosas que no me gustarían", explica el escritor.

¿Qué diferenciará su próximo libro de versos de aquel primero que publicó en 1948, bajo el título de La balanza? "Espero que no haya mucha diferencia. Es el mismo mundo, la misma manera de ver el mundo, los hombres; la misma manera de verme a mí mismo, de examinar mi conciencia. Mis obsesiones son las mismas. Un lector que lea un libro de poemas míos encontrará todas, todas mis obsesiones". Y que hay de su personaje más emblemático, Maqroll, ¿volverá? "No he hablado con él últimamente, pero si vuelve, bienvenido sea. Es un vagabundo de tal clase que cómo voy yo a saber dónde diablos está".

Más información en la página 44

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