Ladrones de agua en busca de grandes tuberías
La Guardia Civil descubrió 99 fraudes en la red del Canal de Isabel II
El procedimiento es bastante sencillo. Lo primero que hay que hacer es buscar una tubería. Pero no una cualquiera, sino la que canaliza el agua de la red del Canal de Isabel II más cercana. Después, escarbar hasta encontrarla -debajo de las aceras- y empalmarla con una tubería propia, a veces de hasta dos kilómetros de longitud. Después, extraer el líquido con una bomba. Esta actividad, delito administrativo, recibe el nombre de "defraudación de fluidos" y la Guardia Civil detectó 99 estafas semejantes a lo largo del año 2008. En resumen, casi 100 empresas y particulares, especialmente obras y polígonos industriales que se dedicaron a robar agua. En total, más de un millón y medio de metros cúbicos. O lo que es lo mismo: el equivalente al consumo anual de una población de 20.000 habitantes.
La primera señal de alarma la dan los vecinos cuando baja la presión
La primera señal de alarma para descubrir el pinchazo la dan los vecinos de la zona. Resulta, que cada conducción ilegal disminuye la corriente de agua y la presión con la que llega a las casas. Una vez recibida la queja, es el Canal de Isabel II, a través del Departamento de Fraude, quien se decide a investigar la causa. Entonces, junto con el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil se analiza si el bombeo del agua es legal o ilegal. Para ello, a veces ha sido necesario usar un complejo robot con geo-radar que mide las densidades del terreno. Otra señal de alarma es que el Canal aprecie un consumo excesivo en alguna zona, sobre todo si no es residencial.
Generalmente, los infractores son los responsables de obras. En lugar de aguardar a que les den el permiso necesario tras notificar que están haciendo una construcción nueva, buscan el empalme más sencillo y cercano. También en casas de particulares que heredaron los bombeos ilegales de esas mismas obras. En otras ocasiones, los pinchazos son de casas levantadas en terrenos en los que no se puede construir, como la Cañada Real Galiana. En total, 73 de los 99 robos descubiertos han sido realizados por empresas y no por particulares.
Además, estos robos, según explica la Guardia Civil, han provocado daños en la conducción original, que luego debe ser reparada. "Un contratiempo que supone gasto económico y molestias al resto de usuarios que sí pagan por su consumo", explican fuentes de la Guardia Civil.
Además, también generan otras pérdidas de agua "incalculables" por fugas que, incluso, en alguna ocasión, han originado balsas de agua subterráneas así como la pérdida de presión, que empeora la calidad con la que el agua llega al resto de los usuarios.
Además de los 99 casos en los que se ha llegado a imputar a los responsables de hurtar el agua, se han impuesto 281 infracciones por irregularidades en el abastecimiento en las cerca de 250 inspecciones que se han hecho a lo largo del año pasado.
La operación ha sido desarrollada por el SEPRONA y los técnicos del Canal madrileño, con el apoyo de la Confederación Hidrográfica del Tajo, encargada del nivel freático de la cuenca fluvial.
La llegada de la primavera y la subida de las temperaturas ocasionan un mayor gasto de las reservas del agua acumulada y afecta a las aguas continentales superficiales y subterráneas. Por ello, en España existe una amplia protección normativa al respecto (Directiva Marco del Agua, Ley de Aguas y Ley de Regulación de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas).
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