BBK y Arcelor-Mittal buscan un pacto para mantener su relación en la ACB
La caja quiere que la bajada de la producción no afecte al empleo en Sestao
La BBK y el líder mundial en producción de acero, ArcelorMittal, están buscando un punto de encuentro que les permita seguir juntos en el consejo de administración de la acería Acería Compacta de Bizkaia S.A. de Sestao. La caja de ahorros vizcaína, poseedora del 10% del capital de la empresa que sustituyó a Altos Hornos de Vizcaya, y la dirección de la multinacional siderúrgica discrepan sobre la gestión que se está haciendo de las instalaciones de Sestao, sobre todo después del acuerdo que ambas partes firmaron en 2006 y que daba a la acería vizcaína cierta independencia comercial respecto de la matriz.
La BBK acusa al gigante del acero de utilizar Sestao como una pieza más de su estructura comercial mundial, que está acusando la caída en un 50% de la demanda de acero, y de no explotar las potencialidades de la acería para producir aceros especiales, es decir, bobinas de acero de mayor valor añadido.
La caja y el Gobierno vasco amagan con ejecutar la venta de sus acciones
La dirección de Arcelor y los sindicatos abren la mesa para los ERE
Aunque Arcelor-Mittal garantizó entonces que la planta de Sestao mantendría la independencia comercial respecto del grupo y aseguró su independencia para fijar precios de mercado en las ventas de sus productos al resto del grupo, la BBK cree que tales compromisos no se están cumpliendo. Como resultado, se está viendo afectada negativamente la rentabilidad de su inversión, según critica la entidad de ahorro. BBK compró el 10% de la acería en 1994 por 10,9 millones de euros. La misma participación que compró el Gobierno vasco, a través de la Sociedad de Capital Desarrollo, Socade.
Arcelor Mittal discrepa de esa interpretación y fuentes del grupo siderúrgico sostienen que la matriz ha sido fiel al acuerdo. El vicepresidente de la compañía en España y miembro de la dirección general de la multinacional, Gonzalo Urquijo, dijo recientemente a través de videoconferencia que su deseo es que "BBK y el Gobierno vasco permanezcan" en el consejo. Además, se mostró confiado "en renovar las condiciones de permanencia, con una prórroga del acuerdo que incorpore los términos de 2006".
La caja vizcaína forzó aquel acuerdo de hace tres años después de otros tres en los que se negó a firmar las cuentas anuales de la acería. Ahora, a la hora de renovar las condiciones, la BBK se queja de que se están repitiendo los problemas que motivaron su actitud anterior.
Ante esa situación, la entidad de ahorro ha optado por comunicar oficialmente a Arcelor Mittal que está dispuesta a ejercer su opción de venta de sus acciones que estaba pactada, al igual que ha hecho el Gobierno vasco con su 10%. De esta manera, los accionistas vascos de la ACB inician la negociación desde una posición de fuerza. La BBK está convencida de que, en la actual situación económica mundial, y la del sector del acero en particular, o se genera valor económico y social en la zona de influencia de la acería o "no tiene sentido seguir en el accionariado" de la planta.
El beneficio neto del grupo Arcelor-Mittal en 2008 fue de 9.400 millones de dólares, casi el 9,5% menos que en 2007; el resultado de explotación se redujo un 17%, y el dividendo de la acción se redujo un 50%, al caer de un dólar y medio a 0,75 dólares. Además, el grupo afronta una reducción de su producción del 55%, y el próximo 12 de mayo el presidente mundial del grupo, el indio Lakshmi N. Mittal anunciará los recortes que afectarán a cada planta y, consiguientemente, los ajustes de plantilla que los acompañarán.
A la BBK le interesa de manera especial que el impacto de ese frenazo de la producción no afecte a la planta de Sestao, o que en caso contrario sea mínimo. Arcelor-Mittal tiene 17 plantas en España de las que siete, que emplean a 2.500 trabajadores, están ubicadas en Euskadi. Ayer se constituyó en Madrid la mesa en la que la dirección del grupo y los comités de empresa de las plantas comenzarán a negociar los expedientes de regulación de empleo temporales para varios meses, a la espera de que el mercado mundial del acero dé signos de recuperación.
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