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Columna
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La mala memoria del PP

Los líderes populares, con Javier Arenas a la cabeza, repiten hasta la saciedad que José Griñán no tiene legitimidad para ser presidente de la Junta "porque no ha sido elegido en las urnas".

Refresquemos a los populares su malintencionada memoria:

Caso Matas. El 14 de junio de 1996, el Parlamento balear eligió presidente a Jaume Matas en segunda votación. A pesar de que el PP tenía la mayoría absoluta (31 de 59 diputados), dos diputados se abstuvieron en la primera votación por "cuestiones de conciencia y de ética". Rechazaban así la forma en que Matas llegaba a la presidencia. Una forma rocambolesca.

Baleares estuvo gobernada por Gabriel Cañellas desde el inicio de su autonomía, 1983, hasta julio de 1995. Imputado en el caso Sóller (financiación irregular del PP), José María Aznar forzó la dimisión del padrino de la derecha insular 50 días después de su cuarta victoria electoral. Cañellas nombró a dedo a su sucesor, Cristófol Soler. El Parlamento legitimó su presidencia el 26 de julio de 1995.

Cuando Soler quiso formar su propio gobierno, diez meses después, Cañellas lo derrocó (28-5-1996) al obligar al grupo parlamentario a desautorizar al presidente. El padrino propuso a Jaume Matas como sustituto. El parlamento legitimó la presidencia de Matas.

Primera lección: nada que ver con la forma en que el PSOE-A ha designado a su nuevo candidato: por unanimidad.

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Caso Lucas: José Vicente Herrera fue designado candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León el 27 de febrero de 2001, pocas horas después de que Juan José Lucas fuera nombrado ministro de la Presidencia por Aznar. Lucas informó que el entonces secretario general del PP nacional, Javier Arenas, le urgió para que designara a un sucesor cuanto antes. Se quería evitar que la pugna entre los dos vicepresidentes castellanos, Manuel Fernández y Tomás Villanueva, terminara en algo serio. La dirección nacional del PP sugirió a Lucas el nombre de su sucesor, Herrera.

La presidencia de Herrera fue legitimada por el parlamento el 15 de marzo, gracias a la mayoría absoluta del PP.

Segunda lección: El vicepresidente primero de la Junta de Andalucía, Gaspar Zarrías, ratificó con un abrazo público y palabras de elogio su apoyo al vicepresidente José Griñán.

Caso Zaplana: José Luís Olivas sustituyó en la presidencia de la Generalidad Valenciana el 22 de julio de 2002 a Eduardo Zaplana, nombrado ministro de Trabajo por Aznar. Los 49 votos del PP legitimaron en el Parlamento valenciano la presidencia de Olivas.

Como su colega Soler en Baleares, Olivas mantuvo intacto el gobierno heredado de Zaplana. Quizá temía que el padrino valenciano lo derrocara. Arenas asistió a la toma de posesión. O sea, tiene experiencia en relevos presidenciales refrendados parlamentariamente.

Lección tercera: el líder de los socialistas valencianos, Joan Ignasi Pla, dijo: "Olivas será un delfín que podrá controlar Zaplana". Aquí, el secretario general del PP andaluz, Antonio Sanz, predice que Griñán será una "marioneta de Chaves". En todas partes cuecen habas.

Lección cuarta y última: Al igual que Matas, Herrera y Olivas, Griñán será legitimado en la presidencia de la Junta de Andalucía por mayoría parlamentaria la próxima semana. Se cumple así lo que dice el Estatuto de Andalucía (que aprobó Arenas) en su artículo 118.1: "El presidente de la Junta será elegido de entre sus miembros por el Parlamento". Griñán fue elegido diputado por Córdoba como cabeza de lista del PSOE. Es seguro que hará un gobierno fuerte y propio.

La patraña del PP de que la presidencia de Griñán no es legítima es el reflejo de la desesperación de un partido que practica el trilerismo político y que se ha quedado sin argumentos.

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