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Feijóo: "No venimos a restaurar el pasado"

El futuro presidente inicia la investidura marcando distancias con la etapa de Fraga

"Nosotros no venimos a restaurar ningún pasado ni a derribar lo que hicieron bien nuestros antecesores". En la defensa ante el Parlamento del programa con el que el PP ganó las elecciones del 1 de marzo, el aspirante popular a la Presidencia, Alberto Núñez Feijóo, trató de distanciarse del pasado y presentarse ante los diputados y ante la opinión pública como un representante "de la Galicia nueva" que quiere gobernar "sin rencores ni dogmas". Él mismo, subrayó en el tramo final de su discurso, pertenece "a la generación de gallegos que nació políticamente con la autonomía". Y desde esa perspectiva subrayó que su propuesta no es "un mero cambio de Gobierno" sino "un cambio de prioridades".

El candidato dedicó a la crisis la mayor parte de su intervención
"A los gallegos no les importan las pequeñas peleas de un poder autista"
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Los gallegos, subrayó, no quieren "debates superfluos". "No les importan las pequeñas peleas de un poder endogámico y autista. No anhelan una Galicia aislada y no les gusta un Gobierno que pelee sistemáticamente con otras administraciones". Por eso, prometió, su Ejecutivo cooperará, estará "abierto al mundo" y huirá "de querellas y debates que olvidan que la misión esencial del político es trasladar el pulso de la sociedad a la acción del Gobierno".

Durante una hora y cuarenta minutos, Feijóo repasó sus grandes compromisos de gobierno, analizó la situación económica de Galicia, detalló las iniciativas que se propone llevar a cabo para salir de la crisis y recordó las principales promesas programáticas del Partido Popular en materia de bienestar, autogobierno y cultura.

Los grandes compromisos éticos que, aseguró, inspirarán la acción del Gobierno de Núñez Feijóo son cinco: propiciar la unidad de todos los gallegos en torno a una idea compartida de país, superar "los estériles antagonismos y las disensiones ideológicas", trabajar por "la cohesión social" (especialmente en materia de igualdad), gobernar de forma austera y cohesionada en torno a "un único liderazgo" y recuperar "el sentido auténtico del derecho y las leyes". Una promesa esta última que, explicó, pretende enterrar en el pasado palabras como "sectarismo, caciquismo, enchufismo y partidismo", regular y cumplir con transparencia todos los procedimientos de contratación y selección de personal y trabajar por educar "a los más jóvenes en el respecto a la auctoritas" tanto ante los padres, como frente a los maestros y "los agentes de tráfico". "Nuestro país tiene que recuperar la parcialmente olvidada cultura del trabajo bien hecho, del esfuerzo y de la responsabilidad".

Como era de esperar en plena crisis, Feijóo dedicó la mayor parte de su discurso a la situación económica. Primero para describir, en nombre de la verdad (sólo así "podremos contribuir a generar confianza", argumentó), un panorama negro. "Situación muy grave", "mínimos históricos", "hundimiento", "desplome", "fortísima contracción", "pesimismo", "desconfianza", "caída generalizada", "dramática situación", "resultados desalentadores" y "terribles dificultades" son sólo algunos de los términos utilizados por el candidato del PP.Feijóo no ve ni un solo indicador positivo. Todos ellos, subrayó, "apuntan a que la situación va a seguir agravándose en los próximos meses". Por esa razón se propone hacer de la situación económica la prioridad de su Gobierno, a pesar de que Galicia únicamente dispone de "herramientas limitadas" para "intentar disminuir los efectos de la crisis". La intención de Feijóo es impulsar un plan estratégico con actuaciones a medio y largo plazo y lo que denominó un "plan de choque" para reactivar la economía gallega con "efectos inmediatos".

Para llevarlo a cabo, lo primero que se propone hacer es reajustar el Presupuesto "a la realidad" y analizar y concretar qué margen de maniobra le queda para lo que resta de año. A partir de ahí, su intención es avanzar en un "vigoroso programa de inversión en infraestructuras públicas", presentar un plan de vivienda "que ayude a resolver el exceso de stock existente", paliar el programa de financiación de las empresas gallegas, destinar recursos a mejorar el capital tecnológico y humano y corregir "las inercias e ineficiencias detectadas en las políticas de promoción de empleo".

Más allá de la situación económica, el aspirante a la Presidencia se refirió a las políticas de bienestar. En este ámbito prometió una ley de apoyo a las familias, medidas específicas en materia de vivienda y, sobre todo, propuso un "amplio consenso" a través de un Pacto Social por la Educación que cristalice en una nueva ley de educación no universitaria.

Este pacto, precisó, debe servir para avanzar en la calidad del sistema y para recuperar "la convivencia en los centros, la dignidad de la profesión docente y la responsabilidad, tanto de los alumnos como de las familias". La reforma de la formación profesional, la reestructuración de la enseñanza de lenguas extranjeras y la aprobación por consenso de un nuevo mapa de titulaciones en la universidad, añadió Feijóo, también debe formar parte de ese acuerdo.

En materia sanitaria, el candidato prometió, entre otras cosas, que las listas de espera para pruebas diagnósticas no superen los 45 días (60 para las intervenciones quirúrgicas) y aseguró que su Gobierno garantizará "la espera cero en pacientes con cáncer y otras enfermedades muy graves".

La aplicación de la ley de dependencia será también una de las prioridades del Gobierno de Alberto Nuñez Feijóo, precisamente para poner fin a la "decepción y frustración" que ha generado. Antes de que termine el año, se propone pagar las ayudas previstas a los 16.000 grandes dependientes de Galicia.

La reforma del voto emigrante, para conseguir la "urgente implantación del voto en urna o del voto telemático", será "una de las primeras demandas" que se propone trasladar al presidente José Luis Rodríguez Zapatero en cuanto le sea posible reunirse con él.

El candidato reservó la última parte de su intervención al autogobierno, un asunto en el que, subrayó, es necesario resistir "la tentación de sustituir la Galicia real por otra imaginaria". Feijóo quiere "cambiar ese discurso que mide el grado de compromiso autonomista sólo con el baremo de la reclamación y no con el de la buena gestión de las competencias que ya se tienen". En ese marco, su intención es presentar a la oposición una "completa iniciativa de reforma del Estatuto" que respete "la legalidad constitucional" y, tal y como prometió durante la campaña, avanzar en las reformas del Parlamento y de la justicia, así como de la Compañía de Radio Televisión de Galicia.

A PSdeG y BNG les pidió "su apoyo al menos en aquellos temas que son de interés general" (entre los que citó la reforma de la financiación autonómica). Y, en la línea de salida de su mandato, no tuvo inconveniente en cerrar su intervención con una apelación a la divinidad: "Deus fratesque Gallaecia", citó. "Nuestros antepasados solían invocar a Dios para salir con bien de sus luchas" y "hoy volvemos a hacerlo", aunque Galicia cuenta con "algo que a ellos les faltaba: democracia, autonomía y confianza en nuestras propias posibilidades. Con esa misma fe, solicito la confianza de este Parlamento", concluyó.

La sesión de investidura, tal y como establece el Reglamento de la Cámara, se reanudará mañana con las intervenciones de los grupos parlamentarios.

Alberto Núñez Feijóo, ayer durante su discurso de investidura en el pleno del Parlamento.
Alberto Núñez Feijóo, ayer durante su discurso de investidura en el pleno del Parlamento.ANDRÉS FRAGA

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