Gerardo no tiene miedo a caerse
La Asociación de Empresarios Discapacitados de Galicia, la primera de España, impulsa un fondo de capital riesgo para proyectos innovadores
Gerardo tenía tres años cuando se desnucó. Tetrapléjico desde entonces, hasta que cumplió los 18 tuvo que repartir su tiempo entre las operaciones de cirugía ortopédica, la rehabilitación y el colegio. Fue a un centro educativo "normal", por recomendación de los médicos. "Mis padres no me sobreprotegieron. Me caía y me levantaban los compañeros, iba a los campamentos, a las excursiones, intentaba hacer la misma vida que cualquier niño". Después de pasar por la Universidad, donde se licenció en Biología y Farmacia, se buscó la vida dando clases particulares. Pero sus inquietudes iban más allá de la docencia. Trabajó 14 horas diarias para conseguir abrir su primer centro de formación en A Coruña. Hoy es la sede de un grupo que emplea, entre fijos y eventuales, a 127 personas, con centros repartidos por Salamanca, A Coruña, Córdoba, Las Palmas y Barcelona. Con 47 años, ahora Gerardo Crespo disfruta de ciertas comodidades, como un chófer, que ni se le pasaban por la cabeza cuando daba diez horas de clase. Su ejemplo quizá sea motivador para muchas personas que creen imposible montar un negocio con mermas físicas.
Emplean a 127 personas en centros de Salamanca, Las Palmas o Barcelona
El fondo invertirá hasta 300.000 euros en crear empresas innovadoras
Él preside la única organización de España, con sede en A Coruña, integrada por empresarios discapacitados. Entre sus socios hay 135 historias parecidas de autónomos, repartidores, fisioterapeutas, mecánicos, consultores o técnicos que se esforzaron para conseguir no depender de un jefe.
"Mi discapacidad no se nota a simple vista", cuenta Yoana Castro, una de las dos mujeres de la directiva. Su problema, sobre el que prefiere no extenderse, limita su fortaleza. Pese a ello, hace un año y medio que ha abierto una consultora inmobiliaria que realiza estudios de mercado para promotoras y les ofrece estrategias para mejorar la comercialización de los pisos. "Lo sé, no parece un buen momento para este sector, pero nosotros no nos limitamos a vender pisos".
El caso de Abdeslam Joaquín Ameizán es distinto. La minusvalía visual que tiene, del 50%, no es un obstáculo cuando se pone detrás de su puesto de artesanía en la zona antigua de Santiago. Su padre, de origen marroquí, siempre se dedicó al negocio de los complementos y la piel. "Me animó a coger las riendas, así empecé".
"El gran reto para los discapacitados es dar el salto al autoempleo", dice Gerardo. Aunque el salto más necesario sigue siendo el del trabajo por cuenta ajena.
La asociación gestiona una bolsa de empleo para personas con riesgo de exclusión, apoyada desde la Consellería de Traballo, que ha logrado un nivel de inserción del 61%. Pero la crisis lo está cambiando todo: "Si este año logramos el 40%, me doy con un canto en los dientes. Porque si a cualquiera le afecta la situación económica, a nosotros mucho más". El suyo es uno de los primeros proyectos de España de estas características. También lo es la creación del único fondo de capital riesgo para emprendedores. Han arrimado el hombro la Consellería de Economía, Caixa Galicia y la ONCE, que ponen los dos millones de euros con que parte el fondo Posibilita, aprobado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores. "Es un gran paso, porque gracias a él muchas personas con dificultades que quieren ser empresarios pueden conseguir respaldo a sus ideas". No es una herramienta caritativa. El fondo articulará inversiones de hasta 300.000 euros para la creación de empresas innovadoras siempre y cuando presenten un plan de viabilidad lógico y razonado.
Intentar sacar adelante una empresa tiene que ver con el negocio en sí y, en gran medida, con lo que le pasa por la cabeza al empresario. Por eso la asociación insiste en que es fundamental ofrecer respaldo técnico y psicológico. "Tenemos un problema, y es que entre los discapacitados hay muchas personas a las que han sobreprotegido. Hay quien cree que no puede conseguirlo. Nuestro papel es convencerle de que tiene que superar las dificultades porque al final todos salimos adelante".
La idea la comparte Bibiana Infante, psicóloga y miembro de la directiva de la asociación. Prefería no tener jefes, trabajar por su cuenta. Se licenció y completó su formación con estudios de posgrado antes de abrir su gabinete. No cree que haya que ser supermán para poder compaginar una limitación física con el autoempleo. "Te vas adaptando, además y por suerte, cada vez hay más ayudas a las que te puedes acoger. A mí me lo han puesto fácil en ese sentido".
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