Tres semanas en remojo
Pedrosa ha utilizado principalmente la piscina para recuperar flexibilidad en la rodilla operada
Con el tinglado de MotoGP instalado en el circuito de Losail desde el miércoles, la mayoría de pilotos ya han tenido tiempo de darse una vuelta por los talleres para asegurarse de que todo está a punto para el domingo por la noche, cuando arranque la temporada 2009. Bueno, todos no. Dani Pedrosa se encuentra en la última fase de recuperación de la rodilla izquierda, y ha preferido apurar hasta el último momento en España antes de viajar a Qatar.
Desde el accidente que tuvo el pasado 2 de marzo en este mismo circuito, el estado de ánimo del motociclista español ha pasado por distintas etapas, siempre en función de cómo se encontraba de la rodilla. En la caída se fracturó el radio del brazo izquierdo, pero lo más grave fue que se le volvió a abrir la herida de la pierna. Tras operarse en la clínica Dexeus de Barcelona, donde los doctores Mir y Ferreira le realizaron un injerto vascularizado (manteniendo el riego sanguíneo), Pedrosa se fue a Castellar del Vallés, a casa de su madre. Allí estuvo dos semanas, hasta que le quitaron el yeso. Quedaba menos de un mes para que el campeonato arrancara y el catalán se trasladó al apartamento en el que vive normalmente, en una urbanización a las afueras de Nyon (Suiza). Se llevó con él a Dani Simone, su preparador físico, con el que se ha pasado tres semanas metido en el agua, el elemento principal en su proceso de recuperación: "Éramos como novios, ¡todo el día juntos!", bromea Simone.
Ya consigue doblar la pierna 150º, el ángulo imprescindible para pilotar una moto
En los entrenamientos que se realizaron en Jerez hace quince días, Pedrosa sólo doblaba la rodilla 90 grados. Una semana después, hizo un entrenamiento de supermotard (con una moto de motocross equipada con neumáticos de carretera) para recuperar sensaciones. Y este domingo estará en la parrilla de salida del primer gran premio del año, con la pernera izquierda del mono más ancha de lo normal, para que no le oprima demasiado el vendaje protector.
"En la recuperación de un injerto", reconoce Simone, "existe un componente psicológico muy importante. Uno tiene que observar el fragmento de piel que le han puesto y aceptarlo como suyo. Es como cuando un futbolista se rompe los ligamentos de la rodilla y luego no se atreve a pegarle fuerte al balón por miedo a que se vuelva a romper". En este caso, el principal problema no era la herida, que cicatrizó a los pocos días, sino la pérdida de flexibilidad. A estas alturas, Pedrosa ya puede doblar la pierna unos 150º, que es el ángulo imprescindible para poder conducir la moto de forma más o menos cómoda. Para conseguirlo se ha dado una panzada de trabajo. "Repartimos el día de tal forma que, al llegar a la noche, hubiéramos hecho seis o siete sesiones de 40 minutos", recuerda el recuperador.
Desde la caída, el primer piloto de Honda no ha podido salir de excursión en bici, que es el deporte que emplea para ponerse en forma desde el punto de vista cardiovascular. Una vez más, la alternativa la ofreció la piscina. "Durante las dos últimas semanas, Dani ha nadado muchos kilómetros", conviene Simone. "Además de eso, combinamos ejercicios de fuerza uno (jugando con el peso del propio cuerpo), con otros de fuerza dos (empleando pesas). Siempre buscando ganar flexibilidad", ahonda el argentino, que también supervisa los entrenamientos de Julito Simón e Hiroshi Aoyama.
Llegados a este punto, resulta difícil saber qué se puede esperar de Pedrosa en esta primera cita. Lógicamente, si se atiende a que prácticamente no ha podido entrenarse durante la pretemporada y a que ha tenido que ser un veterano japonés (Kousuke Akiyoshi, de 34 años) el que pilotara su moto en los últimos ensayos -"tiene el mismo estilo que Dani pero gira dos segundos por vuelta más lento", dicen en su equipo-, los augurios no son como para echar cohetes. "A mí eso ya me da igual. Yo estoy satisfecho porque su actitud en la recuperación ha sido impecable", se convence Simone.
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