La docencia pasa factura a la salud
Enfermedades respiratorias, óseas y psiquiátricas, entre las más frecuentes
Enfrentarse cinco días a la semana, durante horas y horas, a clases de veintitantos niños o adolescentes puede dejar secuelas en la salud de maestros y profesores. Problemas relacionados con la voz, afecciones musculares y óseas, además de alteraciones psíquicas, constituyen el menú principal de las patologías docentes. El saber tratarlas y, sobre todo, aprender a prevenirlas, constituye un nuevo frente de trabajo para los enseñantes y la Junta de Andalucía.
Isabel Pinaglia, maestra de 47 años con más de 20 de experiencia, solía sufrir en todos los cursos cuadros de afonía que podían complicarle mucho el desarrollo normal de sus clases. "Durante los diez meses veía que podía quedarme varias veces casi sin voz. Sobre todo los viernes, al final de la semana, era cuando peor lo pasaba", recuerda. "Luego podía recuperarme algo durante el descanso del sábado y el domingo, pero el ciclo volvía a repetirse al volver a clase", continúa. Para cortar este círculo vicioso, Isabel decidió, en septiembre, acogerse a una ayuda de la Junta, consistente en el uso de un dispositivo amplificador de la voz. Un micrófono acoplado y que permite dejar las manos libres, lleva directamente el sonido a un altavoz que se engancha a la cintura y que permite modular el volumen. El efecto es sorprendente. "La primera vez, los niños se quedaron un poco impresionados, pero en seguida nos acostumbramos todos", explica la maestra, que trabaja como docente de apoyo y de Inglés con niños de entre tres y 7 años del colegio Vista Alegre, en Córdoba.
Problemas con la voz, musculares y óseos, principales patologías docentes
En los meses en los que Isabel ha estado haciendo uso del nuevo aparato, no ha vuelto a sufrir cuadros de afonía como los que le habían venido acompañando. De todas maneras, la maestra sigue practicando los ejercicios de voz que aprendió del foniatra en su tratamiento de rehabilitación. En total, en Andalucía, se han repartido 958 micrófonos para maestros y profesores que sufrían de algún tipo de mal en las cuerdas vocales. Pero las secuelas de la enseñanza también toman forma en otros tipos de dolencias. Lo sabe bien Begoña López, médico general en Sanitas, entidad que atiende a numerosos docentes. "Es cierto que lo que más vemos son casos de faringitis aguda, sobre todo en los cambios de estación. Pero también son muy frecuentes las braquialgias y las contracturas cervicales, especialmente entre los trabajadores de Educación Infantil, que tienen que coger a los niños pequeños muchas veces", dice la doctora. "Entre los maestros de Infantil y Primaria tampoco es extraño encontrar cuadros de gastroenteritis, porque los niños son muy dados a coger virus de este tipo", prosigue. Por último, los problemas derivados de la tensión psíquica, como la ansiedad y la depresión, son también comunes.
Para aprender a tratar estos problemas y prevenirlos, los Centros del Profesorado (CEP) -que se encargan de la formación continua de los trabajadores de la enseñanza y dependen de la Consejería de Educación- cuentan con programas y cursos de atención específica a la salud laboral. Hasta febrero, 3.500 docentes acudieron a cursos de este tipo. Jesús Espino, que trabaja en el CEP Luisa Revuelta, de Córdoba, explica que siempre se tiende a satisfacer las demandas de los propios docentes. "Además de los cursos para dominar el uso de la voz y evitar sobreesfuerzos, contamos con una Escuela de espalda, que tienen gran aceptación y que ayuda a corregir los problemas posturales y sus secuelas. Además tenemos un programa llamado Más yoga, menos estrés, que también es muy demandado", destaca el experto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.