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El obispo de Girona desempolva una tradición nacional católica

La procesión del Santo Entierro que se celebra cada viernes de Semana Santa en la ciudad de Girona volverá a estar presidida por un obispo después de más de 40 años de ausencia de prelados en el desfile -desde la época del nacional catolicismo-.

Francesc Pardo, el nuevo obispo de Girona, será el encargado de clausurar la marcha que realizan los diferentes pasos y cofradías por el barrio viejo de la ciudad, entre ellos los famosos manaies o soldados romanos que atraen a miles de turistas y visitantes. El anuncio lo hizo el propio Pardo durante la lectura del pregón de Semana Santa, un discurso en el que aprovechó para criticar la "escasa religiosidad" de los actos populares. El prelado saldrá al final del itinerario y portará una cruz procesional de plata del siglo XIV guardada en el tesoro catedralicio desde finales de la década de 1960.

El último obispo que participó directamente en la citada procesión de Semana Santa fue José Cartañá, prelado de la ciudad catalana entre los años 1934 y 1963 y genuino representante del nacional catolicismo franquista. Sus tres sucesores, Narcís Jubany, Jaume Camprodon y Carles Soler Perdigó, no participaban en el desfile de forma directa y se limitaban a pronunciar un sermón en la escalinata de la catedral al final del recorrido de la procesión, según explicaron ayer desde el mismo obispado. La recuperación de una tradición es para "dar ejemplo" y difundir la "tarea evangelizadora", según el pregón de Pardo.

La iniciativa del prelado ha sido recibida con "entusiasmo" por parte de la Junta de Cofradías de Girona.

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